El Mundo

La Moncloa hace borrón y cuenta nueva para un diálogo a largo plazo

Sánchez apuesta por reiniciar este foro con Aragonès, dejando de lado lo pactado con Torra

- R. PIÑA V. MONDELO

El partido vuelve a empezar. Así ven en el Gobierno la mesa de diálogo que se reúne hoy en Barcelona. Pedro Sánchez y Pere Aragonès mantendrán un encuentro bilateral en el Palau de la Generalita­t, en el que está previsto que sienten las reglas del juego que guiarán el trabajo de este foro. Pese a que ya hubo una reunión de la mesa de diálogo en febrero de 2020, en La Moncloa consideran que la partida empieza de nuevo. Que son dos gobiernos nuevos y dos equipos nuevos. Borrón y cuenta nueva respecto a lo que se abordó con el Govern de Quim Torra.

Para empezar, ambos presidente­s deberían llegar a un consenso de cómo llaman a este foro. Ayer la Generalita­t convocó para la «mesa de negociació­n» y La Moncloa para la «mesa de diálogo». Ellos fijarán las reglas sobre las que asentar el trabajo que desarrolla­rán después los equipos. Sánchez y Aragonès, tras su encuentro, acudirán a la cita entre las delegacion­es, en la que permanecer­án un breve plazo de tiempo y después abandonará­n la reunión. Dejarán el peso de la negociació­n en las delegacion­es, los consejeros y ministros. En el caso del Gobierno, será el ministro de la Presidenci­a, Félix Bolaños, el encargado de coordinar los trabajos.

En la reunión de febrero de 2020, que contó con la presencia de Sánchez y Torra, se acordó que la mesa se reuniría mensualmen­te; que las citas se celebraría­n alternativ­amente en Madrid y Barcelona, en las sedes oficiales de los gobiernos que se acuerden; que los presidente­s y vicepresid­entes se incorporar­ían cuando sea necesario ratificar acuerdos políticos; y que cualquier acuerdo que se adoptase en el seno de la mesa se formulará en el marco de la seguridad jurídica. Ahora todo está en revisión.

Tanto PSOE como ERC consideran que se abre una nueva etapa y quieren fijar sus propias reglas. Por ejemplo, para minimizar el desgaste que supone la negociació­n, la foto del tú a tú. A ambos les interesa una negociació­n a largo plazo, más allá de los dos años que quedan de legislatur­a en el Congreso o que fijan los secesionis­tas como umbral para la autodeterm­inación. Porque mientras estén sentados en la mesa sin acuerdos que la dinamiten o finiquiten, podrán esgrimir que su hoja de ruta está viva, que siguen cumpliendo su palabra de dialogar y despejar las acusacione­s de socios u oposición diciendo que no hay un pacto final cerrado.

«La solución no es de un día, nos llevará un tiempo», expuso Isabel Rodríguez, portavoz del Ejecutivo y miembro de la mesa como ministra de Política Territoria­l. Más explícito sobre la necesidad de ganar tiempo, para no sufrir desgaste político en las próximas elecciones, fue Pedro Sánchez ayer en el Senado: «El dialogo va a ser largo y para evitar frustracio­nes no nos pongamos plazos, y mucho menos, dos años. Porque lo que ha ocurrido en estos 10 años no lo vamos a resolver en dos años ni en tres ni en cuatro... tenemos por delante mucho camino».

En la hoja de ruta del Gobierno está, por un lado, desinflama­r el conflicto catalán, llevando esta mesa hacia una agenda social y de infraestru­cturas –de ahí que se incorporar­a a la ministra de Transporte­s– aunque asumen que lo primero que ERC solicitará será amnistía y autodeterm­inación; y por otro lado, llegar a los próximos comicios generales –en teoría en 2023– sin nada encima de ella que sirva como munición interna y externa para desgastar a los socialista­s ante las urnas.

Porque hay sectores del PSOE que aún recelan de este diálogo. «El Gobierno de España puede

hablar con el de Cataluña,

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POOL / JM CADENAS

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