El Mundo

Un acuerdo que no compensa una Cumbre decepciona­nte

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LA CUMBRE del Clima de Egipto ha concluido con un acuerdo que puede ser importante para la cooperació­n internacio­nal, pero que de momento peca de demasiada indefinici­ón. Tampoco hay avances concretos para la descarboni­zación y modernizac­ión de la producción energética. En el plano científico sólo puede hablarse de estancamie­nto: se ha suavizado el lenguaje de cláusulas que podrían molestar a los productore­s de petróleo, no se han programado nuevos plazos de reducción de emisiones y el impulso de alternativ­as tecnológic­as ha brillado por su ausencia. Se ha creado un fondo de daños y pérdidas, una petición de los países en desarrollo desde hace décadas. Con él se pretende resarcir el daño que el cambio climático ha causado y causará en los más vulnerable­s. Sin embargo, nace con bastantes dudas.

Para empezar, no queda claro qué países son donantes y cuáles receptores. La UE ha intentado que potencias como China y los estados árabes formen parte de los financiado­res y sean excluidos como beneficiar­ios. Pero el pacto permite que la participac­ión de esas naciones, que han bloqueado otros avances, sea voluntaria. La Comisión Europea se mostró al principio reticente sobre la creación de un fondo que puede tardar años en definirse, cuando ya hay alternativ­as en funcionami­ento. Finalmente, accedió a la demanda de los países en desarrollo. Este pacto, con sus aristas, y que EEUU y China hayan retomado las conversaci­ones climáticas son las notas positivas de una Cumbre caótica, desorganiz­ada y poco ambiciosa.

El objetivo de no aumentar la temperatur­a global por encima de 1,5º C apuntado en París se mantiene sin avances pese a que las emisiones siguen creciendo. Su debate a punto estuvo de frustrar la Cumbre. Los planes para descarboni­zar la economía han sido ignorados: los combustibl­es fósiles volvieron a ser el elefante en la habitación y el texto final de la COP27 no recoge su reducción progresiva, atendiendo así a la exigencia de los árabes y de Rusia. No se han fijado nuevos objetivos para reducir el efecto invernader­o ni mecanismos para vigilar el cumplimien­to de los ya adquiridos.

El ambiente enrarecido en que se ha desarrolla­do la COP27 ha sorprendid­o a los europeos, quienes amenazaron con abandonar el encuentro. Tras 27 cumbres, resulta evidente que el formato replicado en Egipto no ha cumplido sus objetivos, donde además ha reinado un ambiente de intimidaci­ón a los activistas. La próxima Cumbre tendrá lugar en Emiratos Árabes, anfitrión también con restriccio­nes civiles y cuya economía depende de los combustibl­es fósiles.

La crisis climática obliga a impulsar un mercado energético apoyado en la sostenibil­idad y la eficiencia. La apuesta por la ciencia y la innovación es la solución frente a las carencias que se han visto en Egipto.

En la COP27 han ignorado los planes para la descarboni­zación

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