El Mundo

C- LM, siempre en el filo

- SANTIAGO GONZÁLEZ

El Gobierno autonómico de Castilla-La Mancha siempre ha estado en el filo de la navaja. Con más propensión hacia la izquierda, pero poca. Hubo unas autonómica­s, las de 2011, en que ganó María Dolores de Cospedal y el éxito sorprendió a la propia empresa. Con empate a escaños en Albacete, Cuenca y Toledo, José Mª Barreda aventajó en uno a Cospedal en Ciudad Real, pero esta le sacó dos en la ecuánime Guadalajar­a y el otrora brazo derecho de José Bono pasó a ser oposición.

La ilusión popular solo duró una legislatur­a. En 2015, Cospedal volvió a ganar, esta vez por dos escaños a Emiliano García Page, pero hizo aparición Podemos, que sacó tres y dio la mayoría al PSOE. El socialismo se comió a Podemos en una legislatur­a y en mayo de 2019 se hizo con una mayoría absoluta de 19 escaños, frente a los 14 que sumaron el PP y Ciudadanos.

Claro que a punto de vencer la legislatur­a, García-Page tiene un problema que se llama Pedro Sánchez y el campo de minas que el presidente va sembrando con su acreditada falta de prejuicios (y de juicio) en el terreno legislativ­o. Y la ventaja del PSOE amenaza con hacer aguas según apunta el sondeo de Sigma Dos. Los ciudadanos de Castilla-La Mancha son gente muy cabal y poco dada a las fantasías que acostumbra el presidente del

Gobierno para satisfacer a sus socios golpistas y batasunos, abaratándo­les el delito de sedición. Abaratar el Código Penal es una especialid­ad de Sánchez, ahí está sin acabar de remitir el lío que se ha creado con el acortamien­to de las penas para los condenados por abusos sexuales gracias a esa filigrana jurídica que es la Ley Sisí. La ministra Montero tiene las luces que tiene, pero el responsabl­e principal es Sánchez y Unidas-Podemos ya no tiene escaños que perder y el único que puede pagar esas misas es el Partido Socialista.

Ciudadanos pierde sus cuatro representa­ntes, pero Vox irrumpe en las Cortes de Castilla-La Mancha con dos escaños, justo los que necesita el PP, que apunta 14/15 para igualar los 16/17 que le augura la encuesta al PSOE. La cosa está en el filo de la navaja o en el canto de un euro, pero plantea una cuestión de interés que debería motivar una reflexión al partido de la oposición. O dos si son pequeñas.

La primera es que, también en Castilla-La Mancha, la posibilida­d de ganar al PSOE pasa por la unidad de la derecha, el acuerdo con Vox. La segunda es que no debió despreciar la única propuesta razonable que ha salido de Inés Arrimadas en los últimos tiempos: plantear una moción de censura contra Sánchez, lo que atrasaría la derogación del tipo penal de la sedición hasta las mismas puertas de la campaña electoral. No importaba tanto que la censura no sumara los escaños suficiente­s. Qué pena que esta mujer no optara a presidir la Generalida­d con aquellos 36 escaños.

Otra cosa es la alcaldía de Toledo, donde la alcaldesa socialista se encamina con paso firme hacia la mayoría absoluta. Pero lo de Page, ay, lo de Page. Con razón se oponía a quitar la sedición. Por algo dio la espantada al acto de proclamaci­ón de Sánchez como presidente de la Internacio­nal Socialista, esa ruina ideológica.

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