El Mundo

Chocolate amargo para la selección alemana

- POR QUÉ.

La dieta de la selección alemana, a cargo del chef Anton Schmaus, es cada vez más vegetarian­a y apuesta por los carbohidra­tos. La proteína animal se reduce al máximo y el azúcar está prohibido, salvo el chocolate con cacao al 85%. En competició­n, todo está pautado. Se busca favorecer el rendimient­o de los jugadores y se intenta que coman juntos para fortalecer sus vínculos.

BERLÍN

La selección alemana de fútbol celebró el primer domingo de Adviento con un empate con España que estuvo precedido de una victoria de Costa Rica sobre Japón. Por los pelos se quedan en Qatar, lejos del barullo de los tradiciona­les mercadillo­s de Navidad donde sus compatriot­as combaten el frío con un vino caliente y el alcohol con unas salchichas de medio metro a la brasa. En el fondo, tienen suerte de que en Qatar todos los caminos lleven al desierto porque si a los alemanes les cuesta renunciar a sus mercadillo­s para ver un partido del Mundial, los jugadores tienen prohibido el ganso. Los futbolista­s de la selección alemana no comen a la carta estando en competició­n y tampoco cuando tienen hambre. Todo a

su hora y todo muy vegetarian­o y vegano.

Dice el cocinero de la selección, Anton Schmaus, que la selección es reflejo de la sociedad y la alemana es cada vez más vegana. Unos jugadores, como Thomas Müller, comen parcialmen­te vegano, y otros, desde que se levantan hasta que se acuestan, como el piloto de Fórmula 1 Lewis Hamilton, vegano desde que tenía 20 años, o el triatleta Jan Frodeno.

No hay estudios que demuestren que ese tipo de alimentaci­ón favorezca el rendimient­o, pero, por si las moscas, en tiempo de competició­n no hay salchichas ni codillo con chucrut, sino mucha huerta, guisantes en todas las combinacio­nes posibles y remolacha al curry, una de las muchas especialid­ades del chef.

La proteína animal está reducida al máximo. Nada de carne, salvo que Schmaus decida prepararle­s por sorpresa un pollo salteado, nada de pescado y cero leche, vegetal. Tachada está también la bollería y el chocolate con leche y el blanco. Para la selección, el chocolate empieza con una proporción de cacao del 85%, mejor

Anton Schmaus. cuanto más amargo. Lo pueden degustar en tableta o fluido, para poner algo de color a los panqueques de plátano del desayuno. La cuestión es poca grasa y prácticame­nte ninguna azúcar.

La comida se sirve entre tres y cuatro horas antes del partido, un festín de carbohidra­tos que, dependiend­o del día, incluye pasta con salsas variadas, arroz tres delicias o puré de boniato y, de postre, piña asada o arroz con leche. En resumen, cualquier cosa que el cuerpo pueda absorber con rapidez y genere energía.

El día a día de los jugadores está muy pautado, lo que impide, según el cocinero, que los muchachos puedan saborear sus creaciones con el tiempo que se merecen. Unos tienen masaje, otros alargan la ducha tras el entrenamie­nto o se echan. En el plan diario se intenta que todos los jugadores coman a la vez para fortalecer los vínculos de equipo pero, como no hay campana que llame al comedor, no todos se pasan a la misma hora por el bufé. Cuando hay plato especial, eso sí, se corre la voz y tonto el último.

En el descanso del partido, no hay tentempié. Ese tiempo es para el entrenador y el equipo mé dico, salvo que algún jugador se lleve al vestuario una barrita de chocolate a escondidas para reponer energías. Para el partido de mañana no será necesario. Alemania se juega el pase a octavos ante Costa Rica, uno de los principale­s exportador­es de cacao y derivados. Seguro que los ticos reparten en el vestuario.

 ?? ??
 ?? GETTY IMAGES ??
GETTY IMAGES
 ?? ??
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico