Educación entierra la Selectividad tipo test tras el aluvión de críticas
Pilar Alegría elimina la polémica «prueba de madurez» hasta 2028 y después la replanteará
El Gobierno ha reculado con la nueva Selectividad. Después del clamor unánime de filólogos, filósofos, profesores y rectores, la ministra de Educación, Pilar Alegría, ha decidido suprimir la polémica «prueba de madurez» hasta 2028 y después la replanteará.
El Gobierno ha reculado con la nueva Selectividad. Después del clamor de filólogos, filósofos, académicos de las lenguas, escritores, rectores y profesores de instituto y de universidad, la ministra de Educación, Pilar Alegría, ha decidido cambiar su propuesta de prueba de acceso a la universidad con el fin de alcanzar un «mayor consenso». Debido al rechazo suscitado, suprimirá la polémica «prueba de madurez», que reducía de forma ostensible los contenidos, al menos hasta junio de 2028. Para después de ese año «replanteará» el examen estrella del nuevo sistema con el fin de reducir su peso en la nota y «darle una vuelta» al formato.
Tal y como se había diseñado este modelo, parecía «un test de conducir» (según 13 coordinadores universitarios de la Ebau actual en 10 CCAA); iba a abocar a los alumnos a «perder en reflexión y argumentación lingüística y en el análisis de textos literarios» (según la RAE); no garantizaba «la competencia de castellano, catalán o inglés» (según el Institut d’Estudis Catalans); provocaba «una disolución de los contenidos» (según la Red Española de Filosofía), e iba a causar «una merma irrecuperable en la formación de los estudiantes» (según medio centenar de escritores superventas de novela histórica).
El Gobierno presentó en julio un borrador de propuesta con dos fases de aplicación. Una transitoria de 2023/24 hasta 2026/27 y otra definitiva a partir de 2026/27. En la primera fase, planeaba juntar las tres asignaturas lingüísticas (Lengua Castellana, Lengua Cooficial y Lengua Extranjera) en una única «prueba de madurez» con 25 preguntas tipo test o de rellenar huecos y tres preguntas de desarrollo de un máximo de 150 palabras cada una, el equivalente a un par de párrafos.
Aunque en esta primera etapa este examen tenía un peso reducido en el acceso a la universidad –el 25% de la nota–, a partir de 2026/27 el porcentaje ascendía al 75%. Además, a partir de la fase definitiva se simplificaba aún más el formato al fusionar los contenidos de Historia e Historia de la Filosofía con los de las tres lenguas. Cinco asignaturas que ahora tienen cada una su examen diferenciado iban a sintetizarse en un miniejercicio tipo test y de rellenar huecos que imposibilitaba a los alumnos responder con un mínimo de profundidad.
Lo que ahora propone el Ministerio es aplazar un año la fecha de entrada de la fase definitiva, de 2026/27 a 2027/28, de tal forma que el primer examen definitivo tendría lugar en junio de 2028, y no en junio de 2027. Además, plantea suprimir completamente la prueba de madurez durante la fase transitoria. El sistema hasta 2028, por tanto, será muy parecido al que se sigue ahora. «En 2024 se hará una prueba de materia-examen. Habrá algunos cambios, pero el modelo será similar al actual. No habrá prueba de madurez», explican fuentes del Ministerio.
¿Y después? Desde junio de 2028, habría una prueba de madurez pero se reduciría su peso: del 75% inicialmente previsto al 60%. Además, el Gobierno se mostraría dispuesto a «hacer más cambios». «Está todo abierto», indican las fuentes consultadas, dejando caer que ese formato de preguntas tipo test y de cinco asignaturas en un solo examen también «se reformulará». En otras palabras, todo es susceptible de hablarse y de replantearse. Y de aquí a 2028 puede pasar de todo. Hay margen para negociar.
El Ministerio no quiere que este tema genere enfrentamientos y aboga, por encima de todo, por «primar el consenso». Por eso, además, de estos cambios, va a incluir en el debate a las academias de las lenguas, que se habían quejado de que no se contaba con ellas, y también a las asociaciones de estudiantes.
El texto definitivo, que tenía que haberse entregado antes de Navidades, se retrasará. Se elaborará de nuevo y se dividirá en dos partes. El Ministerio se pone antes de verano como tope para entregar el nuevo borrador de la fase transitoria. Respecto a la fase definitiva, el horizonte es «2025». «Hay tiempo».
«En vista de las quejas recibidas de instituciones como la RAE, queremos que haya posibilidad de ampliar los consensos y dar más tiempo al desarrollo de la Lomloe para que haya más experiencia en cuestiones competenciales. Ganar un año tiene dos objetivos: alcanzar más consensos y huir de posiciones dogmáticas, además de permitirnos mantener más tiempo abiertas las mesas de diálogo», recalcan en Educación.
La decisión se formalizará en la reunión de la Conferencia Sectorial que se celebrará el próximo día 13. Se adelantó ayer en la mesa técnica de trabajo que mantuvieron los responsables del Ministerio con directores generales de las CCAA. La gran mayoría de regiones se mostró conforme con el aplazamiento, una posibilidad que ya había ofrecido el País Vasco el pasado 2 de noviembre.
La Comunidad de Madrid, Castilla y León y Galicia insistieron en que su posición sigue siendo la de pedir una prueba única en toda España. De hecho, las regiones del PP anunciaron que se plantan y dejarán de acudir a las reuniones técnicas con el Gobierno porque la solución intermedia del Ministerio les parece «insuficiente y una huida hacia adelante» para «esquivar» el problema principal: la nota que un alumno logra en la Ebau de su ciudad le sirve para entrar en la universidad de cualquier región aun teniendo los exámenes distinto nivel de dificultad.
La vicesecretaria de Políticas Sociales del PP, Carmen Navarro, advirtió: «Si esta iniciativa del Gobierno prospera, aumentarán las desigualdades en el acceso a la universidad entre los estudiantes, simplemente por el hecho de residir en una comunidad autónoma u otra, por su difícil objetivación y más complicada homologación». El Ejecutivo, por su parte, ve inviable la implantación de la prueba única.
El Ministerio aplaza la aprobación de borradores y la implantación definitiva
Incluirá en el debate a las academias de las lenguas y a los estudiantes