Marcha atrás de Pilar Alegría con la Selectividad
ES UNA buena noticia que el Ministerio de Educación haya enterrado la parte más lesiva de su nueva selectividad: la denominada «prueba de madurez» en la que se fusionaban las asignaturas humanísticas y que se centraba en muchas preguntas tipo test, sin dar espacio para que los estudiantes pudieran desarrollar debidamente sus respuestas. El Ministerio asegura que su intención es buscar el consenso político y con la comunidad educativa. Un consenso muy importante cuando se trata de las políticas relacionadas con la escuela.
En julio el Ministerio presentó su plan, que ha chocado de plano con la oposición de filólogos, filósofos, escritores, profesores y la Real Academia Española. Finalmente, este viernes dio marcha atrás en la reunión del grupo de trabajo que mantenían el Gobierno y las comunidades autónomas.
Este periódico ya advirtió en su día que la selectividad de la ministra Pilar Alegría tenía que rectificarse. Una prueba de acceso a la universidad no puede permitirse el lujo de rebajar la exigencia a los alumnos hasta el punto de perjudicarlos. No es solo una cuestión de cultura del esfuerzo y de valorar el conocimiento. Va mucho más allá, porque una educación de bajo nivel impacta directamente en la equidad.