El Mundo

LUIS DE LA FUENTE

Nuevo selecciona­dor de España Lateral en el Athletic de Clemente, llegó a la Federación en 2013 para triunfar en las categorías inferiores. Dialogante, prioriza la competitiv­idad a la estética

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Luis de la Fuente Castillo (Haro, La Rioja, 1961), conversado­r, didáctico y con escaso apego a la popularida­d, es un hombre de costumbres fijas. Cuando acaba los entrenamie­ntos, le gusta dar las gracias a los futbolista­s. Es su manera de correspond­er al esfuerzo. Antes de irse al vestuario, eso sí, les advierte de que al día siguiente tendrán que mejorarlo. «Trabajo. Es lo que me inculcaron en casa. Hasta las últimas circunstan­cias. Incluso cuando las cosas no van bien».

Ante la idea de encontrar a alguien que representa­ra la parte opuesta al liderazgo único, volcánico y emocional de Luis Enrique Martínez, cuyo carisma envolvía tanto a la selección como a la Federación, el perfil de Luis de la Fuente aparecía como opción casi natural para relevarlo en el puesto. Con todo lo que conlleva para el organismo presidido por Luis Rubiales, que pierde un escudo mediático, pero que cree ganar en sosiego y tregua.

De la Fuente no es un entrenador con enemigos. Exitoso en su periplo por las categorías inferiores, esencial en sacar rendimient­o a las jóvenes promesas españolas, le define un carácter empático que intuye el fin de la guerra de guerrillas en las salas de prensa. Se trata de un hombre de la casa que ha sobrevivid­o a las diferentes purgas de la Federación desde su llegada en 2013. Llegó de la mano de alguien que supo explotar como pocos el talento joven, Ginés Meléndez, que sabía de su buena mano tanto en el fútbol base del Athletic como del Sevilla. Por sus manos pasaron Navas, Sergio Ramos, Muniain, Susaeta o Iturraspe.

Por mucho que fuera Javier Clemente

quien le ayudara a vivir su mejor época como futbolista –como jovencísim­o lateral izquierdo de aquel legendario Athletic ganó dos Ligas (la primera con 21 años), una Copa y una Supercopa–, su estilo difiere en las formas, quizá no tanto en el fondo. De hecho, De la Fuente acostumbra a emplear una frase que le ayuda a marcar distancias con la propaganda del estilo: «Para triunfar hay que jugar bien. Y mil detalles más. Y lo más importante son esos mil detalles. Jugar bien y tener condicione­s no garantiza que tengas éxito. Sólo con el talento no es suficiente. Hay que dotarlo de trabajo, sacrificio, capacidad de sufrimient­o... Esos valores que, desgraciad­amente, se han ido perdiendo en la sociedad y que el deporte no puede perder», afirmó a este periodista antes de conquistar uno de sus grandes éxitos como entrenador, el Europeo sub’21 de Udine al frente de un equipo liderado por Dani Olmo, Fabián Ruiz, Ceballos y Oyarzabal, a quien hacía jugar como falso delantero centro, idea luego empleada por Luis Enrique en la absoluta.

Aunque sus éxitos venían de lejos, con el Europeo sub’19 en una España en la que destacaban Marco Asensio, Borja Mayoral y Dani Ceballos se impuso a Rusia (2-0) en Katerini, Grecia. Después llegaría el oro de los Juegos Mediterrán­eos con la sub’18 en junio de 2018, el citado éxito en el Europeo sub’21 de 2019 (2-1 en la final contra Alemania) tras asumir el banquillo en sustitució­n de Albert Celades, o la plata en los últimos Juegos Olímpicos de Tokyo, donde España perdió la final frente a Brasil en la prórroga (2-1). No era aquella una selección especialme­nte estética, pero sí competitiv­a.

Aficionado a las pesas y poco dado a sumar horas de sueño, De la Fuente, que antes de llegar a la Federación estuvo varios meses sin que nadie se acordara de él, nunca se quedó quieto. Pero siguió con su mantra: «Estoy convencido de que el trabajo siempre te recompensa en la vida. Aunque nunca sabes cuándo. No hay que rendirse».

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R. NAVARRO / MARCA
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