Entorpecen trabajo de la OPAQ en Siria
Denuncia EU falsificación de pruebas por parte de Moscú; el equipo tendrá acceso hasta mañana
LA HAYA, Holanda. Las tensiones internacionales continúan después del presunto ataque químico en Duma, localidad siria donde no han podido acceder los investigadores de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) por "problemas de seguridad".
El Ministerio ruso de Asuntos Exteriores explicó en rueda de prensa en La Haya que la OPAQ tendrá "seguridad" para comenzar la investigación, después de que se haya terminado de limpiar la carretera de Damasco a Duma de las minas plantadas por los "terroristas", afirmó.
DOBLE OFENSIVA
Francia, respaldada por una mayoría de miembros de la Unión Europea (UE), lanzó una doble ofensiva diplomática destinada a mejorar las relaciones con Rusia y -al mismo tiempo- comprometer al Kremlin en un proceso para negociar una salida del conflicto sirio.
Los cancilleres europeos, reunidos en Luxemburgo, reafirmaron su “comprensión” sobre la intervención militar lanzada el sábado por dos de sus miembros, Francia y Gran Bretaña, junto con Estados Unidos, contra las instalaciones químicas del régimen de Bashar al Asad. Pero -como
destacaron algunos expertos internacionalesla UE evitó respaldar esa acción, al menos en forma explícita.
Esas reservas se explican por las reticencias de algunos países a aceptar una acción militar lanzada sin una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU y sin consulta previa con la totalidad del bloque. El Consejo Europeo, pese a todo, “entendió” que los ataques aéreos “selectivos” contra instalaciones de armas químicas fueron “medidas específicas […] para evitar que el régimen sirio siga utilizando armas químicas para matar a su propio pueblo".
En un texto laboriosamente elaborado, los 28 reiteraron que "no puede haber una solución militar para el conflicto sirio" y apelaron a reanudar el proceso político para poner término al conflicto. El “impulso” actual debe ser aprovechado para “encontrar una solución” a la guerra civil que provocó más de 350 mil muertos desde 2011.
En París, esa frase fue interpretada como un respaldo claro a la ofensiva diplomática que lanzará el presidente Emmanuel Macron en los próximos días.