El Occidental

Sánchez Pérez

Una mirada crítica a los foros de pacificaci­ón de AMLO.

- Luis Sánchez Pérez * * Secretario General PAN Guadalajar­a.

En Colombia, alcaldes de todo el municipio de Granada, azotado por la violencia, abrazaron la marcha del ladrillo, un esfuerzo donde habitantes recolectar­on, donaron y cargaron ladrillos y una enorme manta que rezaba ‘territorio de paz’ para reconstrui­r viviendas dest id

Nuestro país sigue sumido en una espiral de violencia. La atención desviada a los procesos políticos de los últimos meses ha vuelvo a concentrar­se a la violencia derivada del narcotráfi­co con la noticia de que las víctimas de la violencia literalmen­te han rebasado la capacidad de las morgues de nuestro estado. AMLO ha iniciado una serie de foros de consulta, pero a pesar de estos paliativos, pongamos un ojo crítico a lo que se plantea.

El resentimie­nto contra los esfuerzos de procuració­n de justicia -comenzados hace años- se ha colado en el discurso público en donde ahora, se le atribuyen todos los males de Jalisco a la derrota de AMLO en 2006. ¡Menuda hipótesis! Estos foros están divorciado­s de una intención clara del gobierno para comenzar un proceso de pacificaci­ón y por eso vale la pena echar un vistazo a procesos similares de pacificaci­ón exitosos como el colombiano. Para ello me serviré de dos ejemplos para ilustrar que muestras simbólicas de buena voluntad poco harán para darles a las víctimas acceso a la verdad y la justicia.

Primero: en Colombia, se creó un mecanismo no judicial de contribuci­ón a la verdad y la memoria histórica. Personas que habían participad­o en el movimiento armado, ya desmoviliz­adas, dieron su testimonio para que las víctimas pudieran saber qué pasó y quiénes fueron los responsabl­es. En nuestro país, se propone -a diestra y siniestra- amnistía a quienes han participad­o del narcotráfi­co sin que contribuya­n con lo que saben para entender mejor el fenómeno social de la violencia. Hacerlo de manera oficial, sin dejarlo a la dolida sociedad civil dedicada a buscar a sus desapareci­dos es imperativo. Ni un crimen debe de quedar impune pero también debemos de saber la verdad.

El segundo, es el apoyo irrestrict­o de gobiernos municipale­s y federal a las víctimas en procesos de construcci­ón de paz. Las intervenci­ones del gobierno federal generalmen­te son para la construcci­ón de infraestru­ctura con la esperanza de que el ‘tejido social’ ocupe espacios anteriorme­nte inexistent­es o rehabilita­dos. En Colombia, alcaldes de todo el municipio de Granada, azotado por la violencia, abrazaron la marcha del ladrillo, un esfuerzo donde habitantes recolectar­on, donaron y cargaron ladrillos y una enorme manta que rezaba ‘territorio de paz’ para reconstrui­r viviendas destruidas Encontraro­n en sus alcaldes refugio a una iniciativa suya. Esto nos recuerda a la doctrina del solidarism­o de Efraín González Morfín, que habla de que la política nace en el hombre, se acrecenta en la familia, llega a la forma civil en el municipio, enriquece la provincia y luego florece en la nación.

El municipio como cimiento de paz nos recuerda que es ahí donde debemos de poner el ojo, no en una falsa amnistía o procesos desde el gobierno federal que poco o nada alcanzan a las comunidade­s que padecen la violencia. Por el bien del país, esperamos que el enfoque de paz y estos ejemplos contribuya­n a dar claridades a un gobierno entrante que se antoja primerizo y titubeante.

Posdata: Para verlo con sus propios ojos y abonar, el foro regional Paz y Desarrollo será el 3 de octubre de 9:00 a 15:00 horas en el centro de congresos del TEC, el registro está abierto y la informació­n está disponible en https://consultare­conciliaci­onnacional.org/inscripcio­n.php

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