Última llamada para el Brexit
de la decisión que deberán adoptar hoy a partir de las 19:00 horas GMT (13:00 horas tiempo de México). Sobre un total de 650 escaños, se calcula que 638 asistirán a esa sesión crucial para pronunciarse sobre un proyecto de tratado internacional de 585 páginas, tres protocolos (que conciernen el futuro de Irlanda, Chipre y Gibraltar) y múltiples anexos.
May colocó el debate en una perspectiva histórica al decir que “en los futuros manuales (...) la gente mirará la decisión de la Cámara de los Comunes y se preguntará: “¿Hemos respetado la decisión (del referéndum del 26 de junio de 2016) de abandonar la Unión Europea? ¿Hemos protegido nuestra economía o hemos abandonado al pueblo británico?”
En caso de rechazo, Theresa May tiene tres días para presentar un “plan B”, plazo que vence el 21 de enero.
La primera ministra espera poder anunciar pocos minutos antes de la votación alguna “concesión inesperada” de Bruselas que le permita alcanzar la mayoría. La jefa del gobierno piensa también que la UE, que hasta ahora se ha negado a reabrir las negociaciones, podría ser más sensible después de la votación y “proponer algo nuevo” a fin de evitar el caso de una salida sin acuerdo (no deal).
De lo contrario, el Reino Unido debe dejar la UE el 29 de marzo, aunque podría solicitar una prolongación de los plazos. Lo más probable sería una extensión “técnica” más o menos hasta julio, para posibilitar un segundo voto del Parlamento. Por el contrario, si se produjera un hecho inesperado, como una elección general o un segundo referendo, la UE ampliaría los plazos, según fuentes de Bruselas.
La UE también manifestó una vez más su compromiso de que la solución de salvaguarda para Irlanda del acuerdo, uno de los asuntos que bloquea su ratificación en el Parlamento, nunca llegue a entrar en vigor, si bien reiteró que no hará ningún cambio al texto ya consensuado.
La hipótesis de una contundente derrota parlamentaria, que hasta ahora representa la variante más verosímil, abriría una crisis institucional mayor con múltiples opciones, que van desde la renuncia de May a la convocatoria de elecciones generales o un nuevo referéndum.
En la actual crisis británica, lo que ocurrirá en las próximas horas es impredecible y todo escenario que obliga a pensar en el futuro forma parte de un ejercicio más cercano de la adivinación que de la ciencia política.