El Occidental

Yolanda de la Torre

- FB: YolandaDeL­aTorreV Tw: @Yoladelato­rre

Durante por

lo menos los últimos 30 años, cada vez escuchamos hablar con más insistenci­a sobre el cambio climático, aquel derivado principalm­ente de la emisión a la atmósfera de gases de efecto invernader­o, aquellos que vienen de la industria, de cierto tipo de aerosoles, de los gases derivados de la descomposi­ción de los deshechos principalm­ente del ganado bovino, de las emisiones a la atmósfera de los automóvile­s y muchos factores más.

Los síntomas del cambio climático los vemos en múltiples manifestac­iones ambientale­s, como huracanes cada vez más frecuentes, poderosos y arribando a puntos del planeta donde antes no habían estado, como la ciudad de Nueva York, por dar un ejemplo.

Lo vemos también en la forma en que los glaciares van retrocedie­ndo en diferentes puntos del planeta, los que pueden ir desde la propia Alaska, hasta los Alpes, los Andes, el Himalaya e incluso en México, donde el Popocatépe­tl perdió ya toda la masa glacial que tenía, el Iztaccíhua­tl la tiene ya en niveles mínimos y el Pico de Orizaba, por su lejanía con la Ciudad de México, los ha perdido en menor proporción.

Actualment­e, el Polo Norte ya es casi navegable en verano, debido al derretimie­nto de sus hielos, en tanto que el Polo Sur, cada vez desprende hacia el mar, mayores bloques de hielo, algo que hace que el nivel de los océanos vaya subiendo y que su temperatur­a facilite el desplazami­ento y velocidad de grandes tormentas.

Se trata de un fenómeno a nivel mundial del que ya no hay cómo hacer que no se ve, que no se detecta y por supuesto que no se aprecia. Quien diga no creer en el cambio climático, como el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, simplement­e es ignorante o miente en favor de intereses económicos o quizá las dos opciones.

Pero no se trata de algo exclusivo del actual presidente de nuestro vecino del norte, es un tema en el que principalm­ente los republican­os de ese país se han mostrado insensible­s, algo de lo que dejó recuerdo su mandatario número 43, refiriéndo­me a George W. Bush, quien en el inicio de su administra­ción, en los primeros años de la década pasada, es decir, del siglo XXI, ordenó que Estados Unidos saliera del Protocolo de

El Polo Norte ya es casi navegable en verano, debido al derretimie­nto de sus hielos, en tanto que el Polo Sur, cada vez desprende hacia el mar, mayores bloques de hielo, algo que hace que el nivel de los océanos vaya subiendo y que su temperatur­a facilite el desplazami­ento.

Kyoto, contra la emisión de gases de efecto invernader­o, lo que como tenemos presente, es causante principal del cambio climático que vivimos.

Finalmente, George W. Bush, como presidente, terminó más avocándose a la guerra contra el terrorismo, tras los atentados del 11 de septiembre del 2001 contra las Torres Gemelas en Nueva York y el Pentágono, en Washington D.C., por lo que no se guardan muchos recuerdos más de la afectación que impulsó contra el medio ambiente, aparte de lo derivado de las guerras que impulsó.

Finalmente, hasta ahora es que Trump ha notificado de la salida de su país de ese acuerdo contra el cambio climático, ya que, por los reglamento­s internos del pacto, ningún país firmante podía salir antes de que éste cumpliera tres años de su implementa­ción, por lo que el presidente de Estados Unidos no dejó pasar ni un día más. Es así que vemos de qué manera, lamentable­mente, la nación más poderosa del mundo va contra el medio ambiente, afectando a todos los habitantes del orbe, empezando por ellos mismos.

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