Piden justicia los maestros cesados
Nueve docentes del Cobaej están a la espera de que se regularice su proceso, señaló su líder Javier Ávila Esparza.
A más de tres años de haber sido cesada por oponerse a la Reforma Educativa, hoy, Martha Guadalupe Ortega Álvarez, docente del Colegio de Bachilleres del Estado de Jalisco (Cobaej) recuerda la lucha que implementó hasta lograr ser reinstalada.
Tras la implementación de mencionada reforma durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, Ortega Álvarez habló del calvario que significó quedarse sin su fuente de trabajo por oponerse a una legislación que distaba ser de todo menos educativa.
"El proceso fue muy difícil, uno cree que tiene algo seguro con el trabajo y bueno, llegó esta reforma que quería terminar con nuestros derechos, por eso fue mi decisión el no evaluarnos porque no era una reforma educativa, sino más bien laboral".
Recordó que cuando la cesaron estaba embarazada, situación que no le impidió participar en el plantón que varios compañeros realizaron durante 238 días en la Plaza Liberación,
"Estoy contenta.
Siempre me mantuve firme en esta decisión", agregó, ahora ya como maestra reinstalada al plantel 11 Guadalajara del Cobaej en la Hermosa Provincia".
allá por el 2016, a fin de lograr que se les regresara su fuente de empleo.
Como esto no sucedió, relató, los problemas incrementaron pues se enfrentó a la necesidad de buscar otras fuentes de empleos, así como recurrir a préstamos o hipotecas, las cuales generaron deudas que apenas se están pagando, y daños que nunca podrán ser resarcidos pese a que con su reinstalación se les pagó salarios caídos y demás derechos adquiridos.
"Hay daños morales y daños de la familia, y esos no se recuperan. Hubo compañeros que tanto la mamá como el papá eran maestros cesados. Yo embarazada salí adelante con préstamo en pensiones, aparte nos quedó la deuda, muchos teníamos préstamo a corto plazo, otros préstamo hipotecario, entonces tiene una todas las deudas. Yo incluso puse un negocio, ahora sí que vendiendo de todo".
Hoy, tres años y ocho meses después la realidad es otra, pues si bien todavía se pagan los platos rotos de los problemas que contrajo el quedarse sin empleo, regresar a clases y sin perder derechos significó para Martha Guadalupe, como muchos otros más, un alivio pues los años de lucha valieron la pena.