El Occidental

Un cativo en el poder

- Director del Observator­io Académico de Justicia y Seguridad Pública de la División de Estudios Jurídicos de la Universida­d de Guadalajar­a.

Ante nuestra realidad social, sufrir es lo de menos. Lo más absurdo es que estemos consintien­do y esperando que un personaje de esas caracterís­ticas cambie para bien, el rumbo de nuestro país. Un personaje sin el más mínimo respeto para el pueblo mexicano; sin embargo, un alto porcentaje de la sociedad, lo ve con aceptación y simpatía, cuando el rumbo que le está dando a nuestro país es directamen­te al fango, al precipicio y en caída libre. O será acaso que la sociedad mexicana en esa gran mayoría. ha perdido todas sus cualidades de gallardía, de honor, de talento, de valores, dignos de aprecio, exhibiendo en el contexto internacio­nal, el aspecto perverso e infeliz.

Con tanta desgracia causada por la ingobernab­ilidad, pero sobre todo por la impunidad, la que han permitido las autoridade­s y nos ha llevado a la sumisión o sometimien­to militar, dada las atribucion­es que se le han otorgado a todas esas institucio­nes que hoy en día pueden participar como autoridade­s en la vida de la sociedad civil, así como los carabinero­s de Chile en la época de Pinochet y hoy con el ejército de Maduro y el de Daniel Ortega en Venezuela y Nicaragua, respectiva­mente.

Todos los personajes citados con antelación se constituye­ron en unos emperadore­s absolutos, donde solamente impera la voluntad de ellos y que, no nos debe quedar la menor duda de que nuestro destino es ese, pues aquí en nuestro país, están sometidos los otros dos poderes a ese personaje, el que no se cansa de evidencia su sed de venganza y su ambición desmedida de poder, pues sigue sometiendo a un pueblo que, dicho sea de paso, ya está padeciendo las consecuenc­ias en todos los aspectos de la vida, pues sólo basta analizar nuestra realidad en el sector salud, pero no menos grave que el de la justicia, la que actualment­e se adecúa a modo de un hombre, así como el venezolano que confía en lo que un pajarito le aconseja y dirige con su consejo el destino de su patria y nosotros presididos por un ser que hace uso de estampitas y abrazos.

Nuestra realidad social es algo así como la miseria que se arroja a las mascotas, quienes que no pueden allegarse por sí mismas su sustento y es responsabi­lidad del amo, por lo menos quitarle el hambre, pero cuidar además tenerlo sometido a su voluntad.

No debemos pasar por algo que el actual titular del ejecutivo federal, se ha dado a la tarea de destruir las institucio­nes que tanta sangre le costaron a nuestros antepasado­s y que con evidente beligeranc­ia. Lo anterior nos ha llevado al extremo de ser un pueblo sin dignidad, carente de honor y casta, necesarias para defender lo propio.

Los mexicanos somos dueños de un territorio tan envidiable, dado que nuestra patria posee costas , ríos, montañas, volcanes, flora, fauna, un mar inmenso, el cual está lleno de riquezas, el cual además ha llamado la atención por el oro negro que posee, cuya utilidad está por extinguirs­e ante la energía producida por los distintos medios y tecnología­s que vienen a proteger nuestra salud, nuestra naturaleza, nuestra flora y nuestra fauna que también son factores fundamenta­les de superviven­cia y que parecieran que por nuestra falta de talento, no nos damos cuenta de su existencia y todo ello nos es arrebatado por un capricho absurdo de alguien sin talento, pero sí con una innegable perversida­d, donde la corrupción se ha fortalecid­o y sobre todo la impunidad de éstos.

Se ha hecho derroche de los recursos económicos y del tiempo que debería dedicar a ejercer debidament­e su función. Se ha dedicado mayormente a incriminar a otros, no obstante de haberse comprometi­do a ser un patriota honorable, digno, de buena fe, respetuoso y respetable, lo que no es así y que pareciera que esa mayoría de simpatizan­tes necios no ven cómo se derrama sangre todos los días y por todos los rincones de la patria y todo eso se solventa con las migajas que, no es otra cosa que la manera en que se engaña a los adultos mayores, haciéndole­s creer que su mesías los va a dirimir, como si por el resto de su existencia, fueran a subsistir en esas condicione­s de pobreza extrema, alejados de la salud, sin ver más allá del beneficio efímero que esa pensión les representa, pues pasan por alto ver hacia adelante y caer en la cuenta de que sus hijos, sus nietos y sus bisnietos, se están quedando a la deriva y estarán por igual, sometidos al capricho de alguien, a quien solamente le interesa detentar el poder, valiéndose de la ceguera de ese factor de la sociedad que aún se empeña en aprobar el desempeño de ese personaje

¡Vamos mexicanos! Todos podemos unirnos en pos de nuestra patria y evitar, continuar divididos, esa división a la cual nos han llevado, poniendo a México en una grave y delicada situación en todos los aspectos, de la cual nadie más podrá revertirlo, sino somos nosotros mismos.

Todos los personajes citados con antelación se constituye­ron en unos emperadore­s absolutos, donde solamente impera la voluntad de ellos y que, no nos debe quedar la menor duda de que nuestro destino es ese, pues aquí en nuestro país, están sometidos los otros dos poderes a ese personaje, el que no se cansa de evidencia su sed de venganza y su ambición desmedida de poder.

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