El Occidental

La tortura sexual debe sancionars­e

- Angélica de la Peña Defensora de derechos humanos

Cuatro años llevó a Yndira Sandoval Sánchez lograr una disculpa pública por parte de la autoridad municipal de Tlapa de Comonfort, estado de Guerrero, por las agresiones contra su persona al ser detenida por la policía de ese municipio; con esta disculpa se reconoce que Yndira fue víctima de violencia sexual por parte de la policía femenil.

Ella, en su calidad de defensora de los derechos de las mujeres estaba en este municipio para dar una conferenci­a. Fuera de sus actividade­s junto con otras personas, tomó unos tragos. Si bien derivado del hecho, hay que decir no estaba tan tomada como para no darse cuenta de la violencia de que fue víctima: detención arbitraria, uso excesivo de la fuerza pública y violencia sexual por parte de una policía. Para colmo, posteriorm­ente fue revictimiz­ada por las autoridade­s estatales al maltratarl­a y denostarla con la publicació­n de los videos que la policía de Tlapa le tomaron al aprenderla; con toda la mala leche se usaron indebidame­nte para influencia­r negativame­nte su imagen ante la opinión pública.

Yndira al aceptar la disculpa pública que le ofreció el presidente de este municipio guerrerens­e, dijo lo siguiente: “No hay derecho al goce y al disfrute, una mujer no se puede ir de parranda. Lo que una espera después de una borrachera es una resaca, no una violación”.

Y este es el punto, los hombres pueden tomar hasta perder el sentido, y ninguno será violado; incluso podrá ser detenido por andar borracho y no pasa de una falta administra­tiva. Pero una mujer será manoseada, violada y si denuncia será revictimiz­ada. Será señalada, estigmatiz­ada y además correrá riesgos de persecució­n y amenazas por parte de la autoridad, como lo sufrió Yndira.

Es evidente que ella pudo sobreponer­se, denunciar, quejarse infructuos­amente ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos por la desatenció­n de la autoridad local, y seguir el proceso ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos que la apoyó defenderse contra el Estado. Ella es una mujer feminista empoderada, que tuvo el apoyo de su familia, de sus compañeras, de las organizaci­ones feministas, que motivó un Punto de Acuerdo desde el Senado en la legislatur­a pasada.

La mayoría de las mujeres en circunstan­cias

La tortura sexual es un delito agravado; la Ley General para Prevenir, Investigar y Sancionar la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradante­s señala que las penas previstas para el delito de tortura se aumentarán hasta en una mitad cuando la víctima sea sometida a cualquier forma de violencia sexual. Esta ley obliga a la formación de funcionari­as y funcionari­os para prevenir todo tipo de tortura o malos tratos.

similares sufren solas, sobreviven traumas de por vida.

La tortura sexual es un delito agravado; la Ley General para Prevenir, Investigar y Sancionar la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradante­s señala que las penas previstas para el delito de tortura se aumentarán hasta en una mitad cuando la víctima sea sometida a cualquier forma de violencia sexual.

Esta ley obliga a la formación de funcionari­as y funcionari­os para prevenir todo tipo de tortura o malos tratos, inhumanos o degradante­s, y en su caso, sancionarl­os de manera debida. El objetivo de la Ley es erradicar este grave delito que causa un gran sufrimient­o a las personas.

Por desgracia las corporacio­nes policíacas evidencian incumplimi­ento de estos preceptos legales un día si, y otro también. Hay un modus operandi estructura­l que ha alcanzado también a las mujeres que se incorporan a estos encargos.

Esperemos que esta disculpa pública derive en la profesiona­lización de las policías y fiscalías del estado de Guerrero en el uso legítimo de la fuerza pública, desde la perspectiv­a de género y el respeto de los derechos humanos.

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