¿Arabia Saudita feminista? Mujeres saudíes y Visión 2030
La mera idea de contemplar el abordaje de la condición de las mujeres de Arabia Saudita en la contemporaneidad suele venir acompañada de imágenes completamente contradictorias y muchas de las veces esencializantes. Por un lado, se les ubica como víctimas, excluidas de su sociedad, altamente patriarcal e islamista, o como empresarias pudientes, glamorosas y cosmopolitas que se benefician de un reino rico en petróleo.
Sin embargo, la vivencia de las saudíes es mucho más compleja que esos extremos muchas veces mostrados en la prensa internacional. La reciente noticia sobre el procedimiento legal que permitirá que las mujeres de la más conservadora monarquía de la península arábiga, puedan acceder a rentar o a tener un bien inmueble bajo su nombre y vivir solas sin la autorización de un hombre, en la figura de la tutela masculina, ha desatado una gran ola de felicitaciones entre distintos medios nacionales, británicos, franceses, así como una andanada de reflexiones en torno a las razones detrás de esta medida progresista.
La medida a favor de las mujeres saudíes se inscribe dentro de una serie de reformas que en los últimos años les permiten trabajar, conducir automóviles y viajar sin el permiso de un tutor masculino. Gran parte de estos avances han sido instaurados por el príncipe heredero Mohammed bin Salman, desde que asumió el cargo en 2017 y como parte de su programa Visión 2030, que busca introducir reformas económicas y sociales para superar su dependencia del petróleo.
Aparejado con Visión 2030 se ha observado un rápido aumento de la fuerza laboral de las mujeres, como lo evidencia el think tank estadounidense Brookings Institute. De contarse en el año 2018 con un 19 por ciento de mujeres trabajando se ha pasado a 33 por ciento de mujeres incorporadas a la fuerza laboral, a finales de 2020.
Hasta este punto, todos estos ajustes resultan a simple vista en buenas nuevas y mejores condiciones para las mujeres saudíes, quienes van un paso más adelante de ser consideradas legalmente como eternas menores de edad bajo una autoridad masculina a ciudadanas en todo su derecho en los términos de su ley islámica. Sin embargo, lo que a mis ojos se lee en estas medidas y el advenimiento de Vision 2030 es como el príncipe heredero Mohammed bin Salman vuelve sobre los pasos de sus antepasados, más específicamente Saud bin Abdulaziz Al Saud, quien fuera rey de Arabia Saudita entre 1953 y 1964 e instituyera en 1959 con el apoyo de los ulemas, los hombres que estudian el Corán, la educación para las mujeres a nivel estatal.
Desde aquella década de 1960 cuando se inicia ampliamente la educación de las mujeres, el estado saudí ha oscilado en lo que respecta a sus políticas de género entre severas restricciones y una parcial liberalización, esto a razón de su incorporación al capitalismo global. Sin dejar a un lado los cimientos de su nacionalismo religioso, que dan soporte a la monarquía saudí, la mezcla de un fuerte wahabismo, ramificación político religiosa musulmana del sunismo del reformador islámico Muhammad ibn Abd-al-Wahhab y el moderno estado saudita fundado por el rey Abdelaziz bin Saud.
Históricamente la apropiación de las mujeres saudíes por parte de su estado, las ha convertido en un campo en donde exhibir las posturas más conservadoras y puristas de las credenciales islámicas. Desde la fundación oficial del Reino de Arabia Saudita en 1932 como proyecto de una nación unificada religiosamente bajo las directrices del islam Wahhabi de corte ultraconservador está permitiendo una serie de cambios en las vidas de las mujeres para la permanencia de su reinado.