El Occidental

Nicaragua, el peligroso retorno

- Jorge Gaviño Diputado de la CdMx por el PRD

“Pero ahora que ya sos libre, Nicaragüit­a Yo te quiero mucho más” Carlos Mejía Godoy

La vida da vueltas, afirman los viejos sabios. En la Antigüedad se pensaba que la diosa Fortuna se encargaba, precisamen­te, de las fortunas y adversidad­es de toda la humanidad. Se le representa­ba con una rueda o ruleta, además de ser reconocida como una deidad caprichosa. Lo mismo se podía estar arriba, en la gloria, la cima, e instantes después abajo, en la más terrible calamidad, en la sima; para luego volver a ascender y así, cíclicamen­te.

De alguna manera, esos ciclos se han observado en el curso de las naciones antiguas y modernas. ¿Hay forma de “escapar” de aquel adagio que condena a repetir la historia por no conocerla? Aquí es necesario pensar las ocasiones en que la historia se manipula desde los discursos oficiales, provocando, inevitable­mente, que algunas situacione­s se repitan. Quizá a algunos les convengan esas manipulaci­ones.

Tal es el caso de Daniel Ortega, actual presidente de Nicaragua, que está por concluir su cuarto mandato en medio de fuertes controvers­ias. Lo que resulta extraño con Ortega, más allá de su prolongado mandato, es el vuelco que representa: Quien fuera uno de los personajes claves para entender una transición fundamenta­l y revolucion­aria de América Latina (con epicentro en Nicaragua), se ha convertido en todo aquello que combatió hace casi cincuenta años.

Su primer periodo (1985-1990) estuvo antecedido por su vital actividad en la construcci­ón democrátic­a de Nicaragua. Combatió civil e intelectua­lmente la dictadura

El ascenso del sandinismo fue interrumpi­do en 1990 por un grupo contrarrev­olucionari­o llamado Resistenci­a Nicaragüen­se. Ortega se postuló varias veces hasta que volvió a ser presidente y, desde 2007 a la fecha, ha pisoteado la Constituci­ón con tal de no dejar el poder.

de los Somoza desde el Frente Sandinista de Liberación Nacional, consumando el triunfo de la revolución en 1979 bajo la bandera de la teología de la liberación.

El ascenso del sandinismo fue interrumpi­do en 1990 por un grupo contrarrev­olucionari­o llamado Resistenci­a Nicaragüen­se. Ortega se postuló varias veces hasta que volvió a ser presidente y, desde 2007 a la fecha, ha pisoteado la Constituci­ón con tal de no dejar el poder. La revolución mutó en corrupción y en persecució­n política de la disidencia, la cual va desde el encarcelam­iento hasta la muerte de los opositores al régimen orteguista.

El próximo 7 de noviembre habrá elecciones presidenci­ales en Nicaragua, pero, desde finales de mayo, en una acción digna de cualquier manual totalitari­o, las autoridade­s han detenido a 32 líderes de la oposición, incluyendo siete aspirantes a la presidenci­a y entre los que se encuentra Cristina Chamorro: hija de Violeta Barrios (quien le ganó a Ortega en 1990).

En 1972, Carlos Mejía Godoy escribió una canción que, unos años después, pasaría a considerar­se un segundo himno nacional con el triunfo de la revolución. Hoy, Carlos y su hermano Luis Enrique viven en el exilio por sus críticas contra la dictadura sandinista: "No ceso de reclamarle al gobierno que usen nuestras canciones como 'banda sonora' del crimen, el terror y el genocidio. Pero ellos, en su arrogancia, creen, en el paroxismo de la mitomanía, que sus 'vidas ejemplares' nos han inspirado nuestras trovas…”.

Desde México hago votos para que pronto puedan retornar a su patria y entonar con orgullo su canto.

¡Viva Nicaragua Libre!

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