El fin último de la fiscalización
Las nuevas
tecnologías permitirán fiscalizar de forma más integral, por ejemplo, muestras auditadas al cien por ciento. Por ello, las EFS debemos compartir conocimientos y buenas prácticas, así como buscar el apoyo de aliados estratégicos, como organismos internacionales, tal es el caso del BID y la CEPAL.
Por supuesto, se tiene que adaptar el marco normativo y el diseño institucional, invertir con eficiencia los recursos públicos, así como crear nuevas capacidades. Las nuevas tecnologías no son la solución en sí mismas, sólo si forman parte de un proceso de innovación, resiliencia y mejora continua para incrementar la calidad y el impacto de los resultados de la fiscalización superior, fortalecer la rendición de cuentas, la transparencia y reducir los riesgos de corrupción, desperdicio o mal uso de los recursos públicos.
Por otra parte, hay que destacar que en OLACEFS se decidió abordar los desafíos que plantea para los gobiernos el cómo actuar ante fenómenos catastróficos, como el actual escenario mundial de emergencia sanitaria.
Por ello es oportuno destacar la trascendencia que tiene la protección de la salud en la población como un bien público, no sólo en sí mismo, sino por el impacto que tiene en prácticamente la totalidad de las actividades de un país.
Debemos tener como prioridad la mejora en el bienestar de la población, ya que las fallas repercuten directamente en la vida de las clases populares, por lo cual el trabajo de la fiscalización, debe sobre debe tener como objetivo central la salud de la población y promover el fortalecimiento de las políticas respectivas.