Recuperación económica y tercera ola
La brutalidad de la tercera ola de la pandemia nos ha alcanzado. En el mundo se registraron más de 17 millones de casos en las últimas cuatro semanas y en México nos acercamos a medio millón de contagios en ese periodo (más de 120 mil en la última semana) pero con la alarmante cifra de más de 12 mil fallecimientos en total. Una verdad muy clara para el país y para América Latina se manifiesta, la desigualdad amplía los números de contagios y fallecimientos ya que gran parte de la población es de bajos ingresos y no tiene acceso a seguridad social o servicios de salud.
La CEPAL menciona en "La Paradoja de la recuperación en América Latina y el Caribe" que, si bien se han atenuado los efectos negativos de la pandemia con el crecimiento económico, se ha dado de forma asimétrica en detrimento de las condiciones de vida de las personas en los grupos más vulnerables. Como ya he comentado, las mujeres en la región enfrentan una tasa de desempleo de 11.9 por ciento lo que ubica a la participación económica femenina en niveles comparables con los de 2002. El desempleo también impacta en el sistema de pensiones afectando con mayor intensidad a las contribuyentes mujeres con la caída de 5.3 por ciento en la región y 3.6 por ciento en México, comparando los datos de final de 2019 a 2020.
Completando datos de la semana pasada, a pesar de que la región se enfrenta a una ampliación en la tasa de pobreza (que ha llegado a 33.7 por ciento y representa 209 millones de personas de las que 78 millones,
–ocho más que 2019– se encuentran en pobreza extrema), el ritmo se recupera y los flujos de capital se fortalecen. Se estima que las exportaciones se recuperarán del -10 por ciento de 2020 a un 22 por ciento en 2021, y que el comercio interregional se fortalezca, lo que favorece a las mipymes y, por ende, al empleo.
Las oportunidades para hacer frente a esta crisis sanitaria y económica pasan necesariamente por poner especial atención a los grupos históricamente más vulnerables, pues la desigualdad ha llevado a interpretar una recuperación económica que en realidad podría incrementar las desventajas y riesgos para mujeres, jóvenes, adolescentes, niñas y niños, personas de la tercera edad, poblaciones indígenas, personas con discapacidad y que en este contexto generan condiciones de carencia que resultan letales.