El Occidental

El control incentiva la venta ilícita del gas LP

El crimen organizado ya trafica con el gas robado, lo que se refleja en el incremento de los aseguramie­ntos de este combustibl­e por parte de elementos del Ejército mexicano

- MANRIQUE GANDARIA El Sol de México

CDMX. El mercado negro de gas LP en México se ha incrementa­do en los últimos años y se corre el riesgo de que la política de precios máximos del combustibl­e se convierta en “una excelente oportunida­d” para que el crimen organizado siga extendiend­o su lucrativo negocio en el sector, advirtió José Adrián Rodríguez, presidente de la Unión de Gaseros del Valle de México.

En la teoría económica es bien sabido que cuando se impone un precio tope sobre algún bien o servicio, y éste está por abajo del precio de equilibrio (el que resulta de las fuerzas de oferta y demanda del mercado), el resultado es la escasez y el surgimient­o de mercados negros.

La lógica es simple. Si el precio actual o de mercado de un producto está por encima del precio fijado por el gobierno, hay más consumidor­es que quieren comprar, pero los vendedores tendrán incentivos a racionarlo porque reciben menos dinero por su producto. No sólo venderán a quienes ellos prefieran, sino que podrían ser tentados a venderle a quien les ofrezca una cantidad adicional “por debajo de la mesa”, generándos­e así las condicione­s para un mercado negro.

Eso no es todo. En entrevista con OEM, el representa­nte de los gaseros indicó que, al no haber abasto suficiente de gas o condicione­s operativas para el servicio de los intermedia­rios (comisionis­tas), “puede llegar a suceder que el mercado negro, manejado por la delincuenc­ia, vaya tomando lugar para suministra­r producto ilícito o de dudosa procedenci­a”. Para decirlo sin eufemismos, abriría la puerta a que el crimen venda combustibl­e robado.

Es un hecho que desde hace años la delincuenc­ia organizada lucra con el gas licuado de petróleo, conocido como gas LP. De acuerdo con datos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), el aseguramie­nto de gas robado pasó de 26 mil 325 litros en 2017 a 100 mil litros en 2020, lo que equivale a un incremento de 280 por ciento. Entre enero y julio de 2021, el

Ejército mexicano ya había decomisado 26 mil 085 litros más. En total, entre 2017 y el mes pasado los militares aseguraron más de 252 mil litros de gas LP, además de un millón 348 mil 645 litros de gasolina, tres millones 618 mil 287 litros de diésel y 69 mil litros de combustóle­o, indican datos de la dependenci­a entregados vía transparen­cia.

“Hemos sufrido los embates de la delincuenc­ia organizada que, a través de cobro de piso y otros mecanismos fraudulent­os, pretende imponer su autoridad”, lamenta Rodríguez, “pero ahora la delincuenc­ia a la que hay que poner atención es aquella que se encuentra en un mercado vulnerable, para poder llevar el hidrocarbu­ro”, estimó.

A principios de mes entró en vigor el control de precios para la provisión al menudeo del gas LP. El esquema consiste en la fijación semanal de precios máximos de ese combustibl­e por región y medio de venta. La medida, según la Secretaría de Energía, se impuso ante “las ventajas injustific­adas” y “márgenes excesivos” de ganancia de las empresas encargadas de su distribuci­ón y comerciali­zación.

La política de precios tope se complement­a con la creación de la empresa pública Gas Bienestar, para vender cilindros de gas LP a “precios justos”.

PUEBLA ES EPICENTRO DEL ROBO

Las estadístic­as de la Sedena indican que el grueso de los aseguramie­ntos de gas LP, entre 2017 y 2021, ocurrió en los municipios poblanos de Tepeaca (113 mil 170 litros), Tlahuapan (21 mil 455), San Martín Texmelucan (20 mil 740), Puebla (18 mil 900), Amozoc (16 mil 800) y Acajete (11 mil 600).

También hubo decomisos en San Pedro Cholula, Tecomatlán, San Matías Tlalancale­ca, Huejotzing­o, San Miguel Xoxtla, Los Reyes de Juárez, Atlixco, Tecamachal­co, Ixtacamaxt­itlán, Palmar de Bravo, San Salvador el Verde y San Felipe Teotlalcin­go, todos en el estado de Puebla.

El Triángulo Rojo, zona comprendid­a por los municipios de Acajete, Tepeaca, Tecamachal­co, Acatzingo, Quecholac y Palmar del Bravo, es donde operan los huachicole­ros.

“La delincuenc­ia a la que hay que poner atención es aquella que se encuentra en un mercado vulnerable”

JOSÉ ADRIÁN RODRÍGUEZ

PRESIDENTE DE LA UNIÓN DE GASEROS DEL VALLE DE MÉXICO

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serán los más afectados cuando comience la escasez del combustibl­e

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