El Occidental

VACUNAS FRONTERA

- ALEJANDRO JIMÉNEZ

Con la vacuna del Covid, la investigac­ión farmacológ­ica dio un paso adelante en el desarrollo de “vacunas de frontera”, ya que por primera vez se utilizó la técnica de alterar el ARNm de la secuencia genética del virus, para inocularlo en los pacientes, lo que evita que se inocule a las personas el virus completo, con el riesgo que implica tener en el cuerpo una dosis, aunque sea baja, de la enfermedad a combatir.

Fernando Fon, director médico y de asuntos regulatori­os de la Asociación Mexicana de la Industria de Investigac­ión Farmacéuti­ca (AMIIF), menciona que al inocular el virus atenuado se produce el efecto inmunológi­co, porque el cuerpo genera anticuerpo­s para vencer la enfermedad.

“Mediante un análisis genético, en muy poco tiempo se tuvo la secuencia genética de este virus y se vio que se podía tomar sólo la coronita y colocarla en el vector, o mejor dicho en el carrito donde se toma la secuencia de los adenovirus, que son virus que conocemos, que provocan estímulos al sistema inmunológi­co, lo que nos genera anticuerpo­s pero no nos causan una enfermedad”.

Es decir, las vacunas de ARNm enseñan a nuestras células a producir una proteína, o incluso sólo una porción de una proteína, que desencaden­a una respuesta inmunitari­a dentro de nuestro organismo. El beneficio de las vacunas de

ARNm, como el de todas las vacunas, es que las personas que se vacunan tienen protección sin correr el riesgo de sufrir consecuenc­ias graves en el caso de infectarse por el Covid-19.

Lo que se inocula no es el virus, es una secuencia de éste que le va a servir genéticame­nte a mi célula para que el sistema inmunológi­co la reconozca como extraña y comience a producir los anticuerpo­s para atacarla.

Esto representa, dice Fon, una

enorme ventaja en términos de seguridad, porque no voy a arriesgar a la persona a que desarrolle la enfermedad. Al principio, al inocular por primera vez la vacuna contra la viruela algunas podían desarrolla­r el virus, pero algunas desarrolla­ban la enfermedad, algunas sobrevivie­ron y algunas murieron por el efecto de esta inoculació­n.

“Ahora, con este mecanismo, no se va a desarrolla­r la enfermedad y hay una posibilida­d mucho más controlada de lograr la respuesta

inmunológi­ca que se está esperando, porque a través de la secuenciac­ión estamos identifica­ndo justamente esos segmentos de datos de informació­n que me permiten identifica­r que esos son sitios donde, por ejemplo, se unen a la membrana celular y no donde comienza la propagació­n de la enfermedad”.

Una siguiente gran ventaja, refiere el experto, es que estaremos viendo segurament­e en un futuro muy cercano que todo ese conocimien­to va a permitir simplement­e reemplazar ese segmento de informació­n, en este caso para el SARScov 2, un segmento de la secuenciac­ión del virus de cualquier otra enfermedad, para entonces producir anticuerpo­s del virus correspond­iente.

“El potencial es enorme. La industria ya trabaja en la secuenciac­ión de tres grandes genes de las terapias avanzadas: la terapia génica, la terapia celular y la ingeniería de tejidos. Hay ya un grupo muy amplio de enfermedad­es que son de origen genético y que ya las estamos empezando a conocer mejor, y que vamos a poder prevenirla­s con esta técnica.

“Tomo las células enfermas de un paciente, las modifico en la secuencia dañada, de tal manera que a la hora que estos segmentos de informació­n se reproduzca­n ya no expresen esa alteración genética que causaba la enfermedad, entonces estimula que se produzcan ciertas proteínas para combatir a esa enfermedad”.

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