Club de Toby en San Lázaro
En la política mexicana la lucha por la paridad de género parece un cuento de nunca acabar, ya que en el día a día los obstáculos siguen siendo más que evidentes.
¿
De qué sirve que durante la selección de las candidaturas los partidos se llenen la boca con la supuesta equidad entre hombres y mujeres, si a la hora de repartir los cargos de dirección el Club de Toby siempre regresa a las andadas?
Para muestra, un botón. A unos días de iniciar la 65 Legislatura del Congreso de la Unión el reclamo que al unísono hacen las diputadas federales es que los espacios de representación femenina en San Lázaro son mínimos. Lo mismo pasa en Morena, que con el PAN, el PRI y todos los demás partidos que escenifican una lamentable discriminación hacia sus compañeras.
De entrada, todas las bancadas estarán comandadas sólo por hombres; no habrá en esta ocasión ninguna mujer al frente de algún grupo parlamentario, lo cual representa un grave retroceso en un país donde la mayoría de la población está conformada por mujeres.
Es por ello que cada vez son más las voces al interior del Palacio Legislativo que piden, con justificada razón, la asignación de Presidencias de Comisiones y lugares en la Mesa Directiva para políticas de todos los colores.
Sin las mujeres, la cosa no inicia bien en San Lázaro. Sin la representación femenina dentro de los órganos de dirección de la Cámara de Diputados el mensaje, además de contradictorio, desestima la lucha histórica que se ha llevado a cabo en México por la paridad y el efectivo derecho de las mexicanas a ejercer con plenitud sus derechos.
Sin mujeres decidiendo, la representación está en peligro. ¿Más espacios para ellas?, claro; no están mendigando, al contrario, exigen lo que por derecho les corresponde. Así de simple, no se piden imposibles, únicamente que las mujeres ocupen puestos de decisión en el Poder Legislativo y hagan uso en igualdad de circunstancias que los hombres de aquellas posiciones donde se conducen los destinos del país.