El Occidental

No todos contaminam­os igual

El deterioro ambiental y la consiguien­te crisis climática son hoy una realidad. Este año hemos sido testigos del desastre ecológico ocurrido en Grecia tras fuertes incendios forestales; de las devastador­as inundacion­es en Alemania y Bélgica que dejaron ci

- * Coordinado­r del LID Laboratori­o de Innovación Democrátic­a

Sin embargo, no es necesario fijarse en otros países para notar las consecuenc­ias del cambio climático. En Jalisco tenemos nuestros propios incendios, de acuerdo con la SEMADET para abril del 2020 en el estado se registraro­n 88 incendios, para el mismo mes de este año se tenía registro de 351 incendios.

En términos simples esto ocurre, ya que la concentrac­ión de C02 y otros gases de efecto invernader­o en la atmósfera aumentan la temperatur­a en el planeta, lo que hace más extremo el clima, los períodos de seca más largos, y con ello, la sequedad en los bosques aumenta la probabilid­ad de incendios forestales que, incluso, son más intensos.

¿Quién es responsabl­e de la contaminac­ión? La respuesta simple es la humanidad, los otros seres vivos que habitan en el planeta no son capaces de producir los mismos niveles de contaminac­ión que nosotros como especie.

Por mucho tiempo se creyó que la cantidad de humanos en la tierra era el problema, es decir, el medio ambiente podría sostener la actividad humana si fuéramos menos. Esta premisa esconde una falacia ya que parte de la idea de que las actividade­s humanas contaminan de igual forma. Esto no es cierto, no todos contaminam­os igual.

De acuerdo con la organizaci­ón OXFAM, la mitad más pobre de la población mundial produce solamente el 10% de las emisiones de carbono, en tanto el 10% más rico es responsabl­e por el 50% de las emisiones. La huella de carbono media del 1% más rico de la población mundial es 175 veces más alta que la media del 10% más pobre.

Ante este panorama, ¿qué queda por hacer? Las acciones individual­es no son suficiente­s, y no es que no tengan ningún impacto, pero en este punto no alcanza para mitigar los efectos del cambio climático.

Quiénes contaminan a gran escala probableme­nte lo hacen porque nada se los impide, los vigila o les es más fácil pagar la multa. En este aspecto la normativa mexicana es muy relajada, es decir los niveles permitidos de contaminac­ión son relativame­nte altos en comparació­n con otros países. Además, leyes o principios como "el que contamina paga" pueden generar un mecanismo perverso, pues lejos de impedir la contaminac­ión, se contamina con conocimien­to de causa, ya que es más barato pagar la multa que cambiar los procesos. Y sumado a lo anterior, el presidente AMLO ha decidido declarar la guerra a las energías limpias.

Es urgente contar con leyes más rigurosas, que en lugar de aplicar sanciones monetarias, exijan el resarcimie­nto de los daños y velen por el equilibrio ecológico, a la par de impulsar el cambio a las energías limpias. De lo contrario la tierra será cada vez más inhabitabl­e para todos. Recuerda luchar desde espacios más informados.

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