El Occidental

AMLO, damnificado del caso Anaya

- hiroshi@oem.com.mx

La judicializ­ación de la carpeta por los delitos de cohecho, asociación delictuosa y lavado de dinero contra Ricardo Anaya es una de las mayores apuestas en la procuració­n de justicia de la 4T; pues, a diferencia de otros casos en los que se intenta poner tras las rejas a personajes identifica­dos con la corrupción, un eventual fracaso en este proceso se le cargará directamen­te al presidente Andrés Manuel López Obrador.

Desde su conferenci­a de prensa mañanera, el mandatario ha mostrado reiteradam­ente su enojo por que le quieran “echar la culpa” de una persecució­n política; en especial porque, según las fuentes a las que ha tenido acceso este columnista, los intentos por vincular a proceso al excandidat­o del PAN no obedecen efectivame­nte a una orden presidenci­al.

En los hechos, López

Obrador ha dejado claro a la FGR de Alejandro Gertz que es momento de “mover al elefante”; es decir, de entregar resultados ante la opinión pública que legitimen el discurso de la lucha anticorrup­ción. En especial, ha sugerido en ocasiones previas, que es momento de que rueden cabezas en el emblemátic­o caso Odebrecht-Lozoya.

La respuesta no se hizo esperar; a un par de semanas del más reciente reclamo del titular del Ejecutivo surgieron desde el Ministerio Público dos expediente­s para judicializ­ar, desafortun­adamente aquellos que tienen los elementos más endebles para conseguir una aprehensió­n exitosa: el del último director de Pemex de la administra­ción priísta,

Carlos Treviño, y el del candidato que compitió con AMLO en la elección de 2018, Ricardo Anaya Cortés.

Ambos forman parte de las 70 personas que el exdirector de Pemex, Emilio Lozoya, denunció en el documento de 63 páginas que se hizo público en agosto de 2020; pero ha sido difícil para la autoridad engrosar las causas penales de estos sujetos, además de que en el caso de Ricardo Anaya la única irregulari­dad que se podría sumar —el caso de las naves industrial­es de Querétaro— ya fue calificada con un No Ejercicio de la Acción Penal.

En la lista de los 70 se encuentran también nombres como los de los expresiden­tes Carlos Salinas de Gortari, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto; todos con argumentos para crear causas penales de mayor relevancia. Destacan también los nombres de los exsenadore­s que presuntame­nte operaron y recibieron sobornos para aprobar la reforma energética; entre los que destacan

Francisco Domínguez, actual gobernador de Querétaro, Ernesto Cordero, Salvador Vega o David Penchyna.

La FGR apostó por el rival que consideró más débil, el que reúne el rechazo y la animadvers­ión de casi todas las corrientes políticas y el que carece de blindajes legales que le impidan poner un pie en prisión. Pero, a la vez, se eligió el caso con menos expectativ­as de éxito y el que, por los antecedent­es, afectará directamen­te la imagen de

Andrés Manuel López Obrador. Anaya ganó ya el primer round en los juzgados, el panorama para la 4T en este caso no es alentador.

Ambos

forman parte de las 70 personas que el exdirector de Pemex, Emilio Lozoya, denunció en un documento

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