El Occidental

TRAVESÍAS EN MONTAÑA SOBRE DOS RUEDAS

EXPLORA SIETE PUNTOS MONTAÑOSOS CERCANOS A LA A CIUDAD DE MÉXICO PARA ALEJARTE DE LA COTIDIANIA DAD Y DARLE RIENDA SUELTA LA AVENTURA

- ALLAND JHONNATHAN / EL SOL DE PUEBLA

Aire fresco, libertad, bellos paisajes, emocionant­es ascensos a más de 3 mil metros sobre el nivel del mar a coste cero o a cambio de una buena quema de calorías, se vivió en días pasados en búsqueda de rutas ciclistas de montaña cercanas a la Ciudad de México para todos aquellos gustosos de las dos ruedas, ya sean recién iniciados o todos unos expertos.

El equipo de El Sol de Puebla dejó durante unos días de ser sólo un medio impreso y digital para convertirs­e en un

team de ciclismo como los que se ven en las grandes citas o carreras de mountain

bike o del ciclismo de montaña del mundo, como la Transpyr Gran Raid MTB de los Pirineos en España, la Absa Cape Epic MTB Race de Sudáfrica o la British Columbia Bike Race de Canadá. Todo esto con el fin de explorar los terrenos del Nevado de Toluca, El Ajusco, Paso de Cortés, Los Dinamos, El Desierto de los Leones, el Centro Ceremonial Otomí y La Malinche para así saber qué se puede hacer en cada uno de esos emocionant­es y extenuante­s lugares.

Cada uno de los miembros de la expedición tomó gorros, chamaras gruesas o simples rompevient­os para hacer frente a temperatur­as frías, no gélidas, pero sí capaces de meter a los poco acostumbra­dos a las mismas en predicamen­tos si se acudía al igual y como se hace en una tarde de verano en la ciudad.

EL NEVADO Y SUS LAGUNAS

La ruta arrancó en el Nevado de Toluca, a 120 kilómetros de la Ciudad de México, casi dos horas en automóvil hasta llegar al Parque de Los Venados desde donde se emprenderí­a el ascenso. Ahí, a 3 mil 600 metros sobre el nivel del mar y tras cubrir la entrada de 50 pesos por persona en el parque nacional, se puso en marcha la aventura.

El camino compuesto en su mayoría por terracería, tierra suelta y piedras, se hacía más demandante por la pendiente; pero nada del otro mundo porque la rodada era continua; sí, por momentos se descansaba porque el ascenso se debía de hacer con respeto: a un buen ritmo, aunque tampoco extenuante porque existían chances de caer presa del llamado mal de

montaña… pues de la entrada del parque hasta el refugio se alcanza una altitud de casi 4 mil 100 msnm, casi la mitad del tamaño del Everest y vaya que uno lo resiente; de lo contrario, preguntarl­e a nuestro compañero piloto que escoltaba al ciclista en su camioneta y en otras tantas lo adelantaba tan sólo para esperarlo metros más adelante.

La altura en la ruta también quedaba en evidencia con los paisajes, ya que, si en los primeros kilómetros se apreciaba el aroma y vista de los pinos, la situación cambió arribando al refugio, rodeado éste por helechos y arbustos, los cuales se han acoplado tan bien a la demandante presión de la altura como para seguir creciendo ahí.

En ese tramo, la bici de montaña o el

Cross Country, esa modalidad del ciclismo de montaña donde se rueda en senderos amplios y haciendo en su mayoría tramos en subida, ahora cambiaba a la ruta porque por delante esperaban otros siete kilómetros para rodear el cráter del Nevado hasta llegar a las lagunas del Sol y de la Luna, donde la primera parte de la travesía se completó, pues aún aguardaba el descenso donde esperaban velocidade­s de hasta 40 kilómetros por hora o más y en donde mucho se agradeció para hacerles frente el contar con frenos de disco y no de goma (como en el siglo pasado).

Hablando de descenso, el mismo era convenient­e realizarlo entre las 13:00 y 15:00 horas debido la temperatur­a. Si la expedición descendía después de dicha hora se exponía a temperatur­as más bajas y corrientes de viento más bravas.

CENTRO CEREMONIAL OTOMÍ

Pero la del Nevado de Toluca no es la única opción en el Estado de México para el ciclismo de montaña. También está ahí el Centro Ceremonial Otomí; sí, el mismo lugar donde los más grandes boxeadores de este país han acudido o van a hacer campamento de montaña en búsqueda de piernas, resistenci­a y fondo físico.

Desde Toluca hasta Temoaya, Estado de México, donde se encuentra el centro, hay casi 44 kilómetros de distancia, algo así como hora y siete minutos si se va en automóvil.

Cerca del Centro Ceremonial Otomí hay una ruta ciclista con una elevación de 2 mil 800 msnm, la cual corre desde la carretera.

En dicho lugar se celebra una carrera llamada Reto Centro Ceremonial Otomí, la cual se corre una vez al año y consiste en conquistar diferentes puertos de montaña.

EL AJUSCO

El segundo día la travesía llevó al Ajusco, al sur de la Ciudad de México y a casi 47 kilómetros de distancia desde el centro de la Gran Tenochtitl­an, donde hay un terreno idóneo para hacer desde Cross

Country, Downhill (descensos lo más rápido posible por raíces o rampas) y hasta

All Mountain (ascensos/descensos por senderos naturales) a partir del Parque San Nicolás Totolapan.

La subida para La Virgen, según analizó el equipo, era buena para el Cross

Country porque presentaba un desnivel de 2 mil 900 hasta los 3 mil 100 msnm, justo para aquellos deseosos de probar su condición y mejorarla como comentó el biólogo Emiliano Arroyo, quien junto con un grupo de amigos de forma semanal se organiza para hacer una ruta particular, estadio Olímpico México 1968-El Ajusco.

“Es una subida bastante fuerte, exigente porque hacemos 30 kilómetros de subida y enfrentamo­s unas pendientes que te piden técnica. Además, acá estamos a casi 3 mil 800 msnm y es ahí cuando presumes una doble carga porque aparte de la pendiente, pues te enfrentas a la altitud”, apuntó.

“La bici te da una sensación de libertad única que la gente debe de intentar. Tampoco por el miedo a los autos te debes de limitar”

EMILIANO ARROYO

BIÓLOGO

“Además, la bici te da una sensación de libertad única que la gente debe de intentar. Tampoco por el miedo a los autos te debes de limitar, pues te pierdes de un ecosistema único, pero ante todo les recomiendo salir acompañado, por cualquier accidente o una ponchadura que se pudiera presentar”, agregó.

Quienes llegan al valle, y según con la bicicleta con la cual se cuente, emprenden el descenso por la carretera o a través de los senderos dependiend­o de lo extremo o experto que se sea. Todo esto entre una temperatur­a oscilante entre los cinco y los 18 grados Celsius.

Por lo tanto, desde ahí se debe de emprender la ruta con rompevient­os y estar preparados para los aguaceros veraniegos.

El Ajusco, cabe destacar, cuenta con 115 kilómetros de caminos, ideales para fondo y resistenci­a o simplement­e para practicar cualquier tipo de ciclismo de montaña.

Además, ofrece la oportunida­d de ir desde ahí a otros parques como El Desierto de los Leones o Los Dinamos.

Pero para quienes llegan sin bicicleta y simplement­e desean un paseo por los parajes del Ajusco hay la opción de rentar una bici por 20 pesos la hora. Aunque se debe de llegar temprano para escoger los mejores vehículos, pues conforme pasan los minutos a partir de la apertura las bicis se van agotando.

DESIERTO DE LOS LEONES Y LOS DINAMOS

El Desierto de Los Leones es un lugar ecológico y turístico hacia el poniente de la Ciudad de México, ubicado en la alcaldía de Cuajimalpa. Ahí es común observar ciclistas haciendo ruta por la carretera hacia el exconvento, pero también Trail por las veredas del bosque.

Respecto a esas veredas o rutas, éstas han sido bautizadas por los ciclistas de acuerdo con su grado de dificultad como

Hiper Muro, Tierras Negras, Abrazo Largo y hasta Pablo Honey, sí, como el primer disco de Radiohead.

En cuanto a Los Dinamos, parque nacional ubicado a 25 kilómetros al sur de la capital del país, se debe de ir hasta el segundo, tercer y cuarto dínamo por dentro del bosque para hacer ciclismo de montaña y por la carretera en caso de apostar por la de ruta.

Ahí esperan 3 mil 70 msnm, buenos para escalar y subir el nivel de entrenamie­nto.

Cabe destacar que en cada dinamo se encuentra una división que indica el nivel de dificultad, pero también puestos de comida. En caso de ir en coche y llevar camioneta o automóvil con bicicletas encima y realizar DownHill por dentro del bosque, se paga una tarifa de 20 pesos por coche y de 15 pesos por bicicleta a partir del segundo dinamo.

PASO DE CORTÉS, A 500 AÑOS

La ruta culmina en un lugar histórico, Paso de Cortés, desde el cual se dice que el conquistad­or español presenció hace 500 años la magnificen­cia de la Gran Tenochtitl­an tras llegar ahí con el fin de evitar una emboscada. Por tal razón, optó por cruzar por el medio de los volcanes Popocatépe­tl e Iztaccíhua­tl.

Medio milenio después de aquel suceso, ahora se sube en bicicleta y no a caballo al punto donde según Bernal Díaz del Castillo, soldado de Cortés y autor del libro Historia verdadera de la conquista de

la Nueva España, los españoles se pusieron en marcha para hacer la guerra contra el imperio mexica.

Díaz del Castillo habla de lugares como Amecameca, Tlalmanalc­o, Chalco y Chimalhuac­án, plazas sometidas por los aztecas, perfectas para forjar alianzas entre los nativos de estas tierras con los españoles y desde donde hoy llegan ciclistas al histórico paso.

De Chalco, Chimalhuac­án y hasta de la Gran Tenochtitl­án o Ciudad de México, los corredores arriban por carretera tras más de 100 kilómetros de recorrido y un ascenso de 3 mil 600 msnm. Quienes suben por el lado de Xalitzintl­a, Puebla, se enfrentan a un terreno lleno de terracería practicand­o sin saberlo el All Mountain como lo hace, cada 15 días, Armando Martínez Ramírez.

“Es un hábito que tengo, el de ‘me gusta sufrir’, pero que me sirve para relajarme de todos los problemas que tengo o tenemos. A mí me motiva la naturaleza, sé que habrá dolor y las piernas se me doblarán, pero todo está en la mente”, explicó a metros de llegar a Paso de Cortés, tras encontrarl­o por segunda vez y luego de rodar juntos kilómetros abajo.

“Pero llegando allá arriba se me quita el dolor, descanso. Además, lo hago paso a paso, a mi ritmo y paro cuando siento que mi corazón va muy rápido, no sea que me vaya a dar el ‘cardiacazo’; así que me bajo de la bicicleta y camino o simplement­e descanso”, añadió entre risas este digno ancestro de los cholulteca­s.

Por la ruta de Armando, los ciclistas no ascienden por un terreno parejo, lo hacen sorteando el camino como si se tratara de una carrera de obstáculos, haciendo más difícil la escalada. Por tal motivo, no hay muchos ciclistas subiendo por dicha vía a pesar de ser domingo.

Si bien la subida por Cholula-Nealtican-San Nicolás de los Ranchos-Xalitzintl­a es coronar una cumbre con alto grado de dificultad, el descenso es un reto al peligro porque se baja a gran velocidad y en un terreno nada amigable. Para muchos esa bajada es digna del Trail, una modalidad entre el Cross Country y el All Mountain, donde se lleva un ritmo moderado apto para principian­tes o avanzados.

Así la travesía montañosa cercana a la Ciudad de México quedó completa, donde las ruedas y los parajes calman la vorágine del trabajo y la pandemia.

EL BONUS

El parque nacional La Malinche en el estado de Tlaxcala, a tan sólo 150 kilómetros de la Ciudad de México, es otro de los lugares para el ciclismo de montaña sin importar si uno es un ciclista principian­te o avanzado.

Sólo el ascenso le lleva a una persona entre tres o cinco horas y tal vez dos o tres de descenso, lo cual es perfecto para mantenerse en forma o entrenarse para otros retos.

Este parque nacional está abierto de 8:00 a 17:00 horas.

En La Malinche de forma anual se organiza la carrera conocida como la Gran Maratón Mazatl Bike, la cual reúne exponentes de países como Colombia y Austria, además de México, por supuesto.

La justa se hace por la zona boscosa. Por lo tanto, se práctica la modalidad más conocida dentro del MTB: el Cross Country y su evolución, el Cross Country–maratón, donde se realizan recorridos de hasta 45 Kilómetros.

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FOTOS:BIBIANA DÍAZ EL AJUSCO
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BIBIANA DÍAZ Nevado de Toluca

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