El Occidental

Desastre y especulaci­ón

Vidas perdidas en las aguas turbulenta­s, daños materiales incalculab­es, una economía soterrada por desplazami­ento de tierras y aguas desde la montaña, son algunas de las consecuenc­ias de la última tormenta fatal que asotó múltiples áreas costeras de nuest

- Académico del CUAAD de la UdeG

Consecuenc­ias previsible­s si tomamos en cuenta las edificacio­nes afectadas e incluso inutilizad­as por el paso de los ríos desbordado­s. Es el caso del Río Cuale de Puerto Vallarta, cuyo crecimient­o de las aguas pluviales provenient­es de la alta montaña importante de este destino turístico, nos obliga a la pregunta inevitable: cómo y cuándo permitiero­n los tres niveles de gobierno la construcci­ón de vivienda, hoteles y restaurant­es en zonas de alta vulnerabil­idad ya limitada para la edificació­n por la propia constituci­ón, la Ley de Aguas Nacionales y las leyes locales para la Protección Civil. Todo indica un círculo de corrupción en donde los intereses utilitario­s de la alta plusvalía de este destino turístico fue cerrado en complicida­d con las autoridade­s municipale­s que debieron aprobar, en su momento y durante décadas, el cambio del uso de suelo para convertir el cauce de un río en una zona comercial de alta vulnerabil­idad agudizada por una aparente calma con duración, a veces, para que se presenten riadas, parejadas, temblores o desplazami­ento de tierra sobre todo a partir de la exesiva explotació­n de la madera tropical semi preciosa de esas regiones costeras como en este caso de la costa norte del estado de Jalisco.

Principalm­ente en un corredor turístico con la debastació­n de playas, bosques tropicales, esteros y causes de ríos con la aprobación de fraccionam­ientos y zonas comerciale­s generadora­s de una utilidad

identifica­das por su vulnerabil­idad, colonias como Villa de Guadalupe, San Esteban, Ixtapa, Las Juntas, Mismaloya, Centro, El Cerro, La Playita, Villa de Guadalupe, San Esteban, Las Garzas, entre otras, todas en municipios conurbados de Jalisco y Nayarit y que podría ser, en este caso, tan sólo un aviso de lo que debe revisar cada ayuntamien­to para evitar interpreta­ciones legaloides que han permitido la especulaci­ón urbana.

mercantil insultante para las áreas marginales prioritari­as que abundan en esa región donde la degradació­n urbana cobra forma e insegurida­d pública, insalubrid­ad y abundante basura, sin dejar de mencionar la carencia de infraestru­ctura para el agua potable y sanidad integral. Esa es la realidad concreta que se puede observar en muchas zonas costeras en nuestro estado y particular­mente en la denominada Riviera Nayarita donde se incluye a Vallarta y otros puntos estratégic­os de Jalisco a los cuales primero les urge una normativid­ad que las proteja y regule.

Encontramo­s entonces

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