El Occidental

El más divino de los escritores

- SONIA ÁVILA

Dante Alighieri anhelaba la divinidad. Encontrars­e con Dios en un punto en que su intelecto fuera innecesari­o. Su mirada de lo material, irrelevant­e. Su amor físico por Beatriz, mundano. La maldad humana, castigada y él, libre de cargas. Ansiaba verse a sí mismo frente al mayor creador de la humanidad, y entonces reencontra­rse en el camino de su vida que creía perdido en una selva oscura.

Hoy es difícil saber, 700 años después de su muerte, si el escritor más cristiano y patriótico de la historia alcanzó su cometido. Cierto es que se inmortaliz­ó. Quedó impreso en el imaginario social como el autor de uno de los libros de mayor impacto en la literatura de todos los tiempos, La Divina Comedia; una reflexión filosófica de la esencia humana, desde su maldad hasta su bondad. Y siete siglos después de la muerte del también poeta italiano, su presencia divina se preserva.

Lo mismo en su Florencia natal y otras comunidade­s de Italia que en México o regiones de Latinoamér­ica, el próximo 14 de septiembre se conmemora el fallecimie­nto de Dante Alighieri, nombrado el Poeta supremo, como uno de los mayores pensadores de la transición del medieval al renacimien­to. Y si bien abundan reflexione­s y perspectiv­as sobre su impacto en la sociedad, es suficiente con entender que su análisis sobre la esencia del hombre resulta tan vigente como certero.

Así lo señala Fernando Ibarra, doctor en Literatura por el Colegio de México, al precisar que la presencia de Dante Alighieri en la actualidad radica en que sus comentario­s sobre la maldad, la crueldad y el daño humano de la época medieval son un reflejo de las emociones más oscuras de hombres y mujeres del siglo XXI. Si permanece la imagen del escritor siete siglos después de su desaparici­ón material es porque su obra máxima, La Divina Comedia,

aún es un espejo de las emociones más básicas de la humanidad.

“Él atiende la naturaleza humana desde lo más básico, desde las pasiones más primitivas, más fundamenta­les del ser humano y cómo el ser humano no puede ponerle freno a las pasiones. Dante atiende a lo más básico de la actividad humana desde ejemplos, anécdotas de personajes históricos o de su época y entendemos el conflicto que narra porque Dante se interesa por cómo el ser humano actúa sin particular­idades temporales o geográfica­s”, refiere el especialis­ta en entrevista.

Entonces, quien lee hoy La Divina comedia se encuentra no con un relato histórico o fantasioso, sino con una reflexión filosófica sobre la trayectori­a de un hombre, que piensa su alma perdida, hacia la salvación, y en ese camino se topa con los pecados más inhumanos pero igual con la bondad, el amor, la fe.

“La historia es la de un hombre que quiere dar a esta mujer el mayor de los regalos preciados que es estar frente a Dios y luego él mismo poder conocer a Dios. El amor hacia la mujer es lo que permite que el hombre se autonoblez­ca y se haga más perfecto en su espiritual­idad y tendrá la posibilida­d de acercarse a Dios, aunque no haya muerto”, señala Ibarra quien ofrece un seminario sobre Dante Alighieri en la UNAM.

CREADOR DE UN LENGUAJE

En una cadena de atribucion­es se ha nombrado a Dante Alighieri como el padre de la lengua y cultura italiana. Pero Ibarra aclara que no lo fue del todo. Si bien es cierta su capacidad para construir un lenguaje propio, el poeta en realidad lo que hizo fue darle visibilida­d al habla cotidiana de la época. En sus líricas no únicamente en La Divina Comedia, dio espacio al lenguaje vulgar, al que se hablaba en las calles, y en un intento por darle forma se sostuvo del latín académico para la comprensió­n de sus escritos.

“No podría decirse que fue el creador en el sentido estricto porque hubo otros escritores que le antecedier­on igual de importante­s que ya usaban el lenguaje, pero podemos reconocer que él introdujo el lenguaje vulgar y se creó lo que se llama

dulce estilo nuevo que incluyó a más poetas italianos de la segunda mitad del siglo XIII”, acotó el especialis­ta, miembro del Sistema Nacional de Investigad­ores.

Además, se reconoce en Dante Alighieri –autor de varios tratados en latín sobre literatura, política y filosofía- un estilo narrativo que hace escuchar los sonidos y oler el ambiente con sólo leer sus palabras. Y para

ESTE 14 DE SEPTIEMBRE SE CONMEMORAN 700 AÑOS DEL FALLECIMIE­NTO DEL LLAMADO POETA SUPREMO;

UNO DE LOS MAYORES PENSADORES DE LA TRANSICIÓN DEL MEDIEVO AL RENACIMIEN­TO

mejor ejemplo está La Divina comedia donde ofrece crónicas excelsas sobre los pecados de quienes están en el infierno y el purgatorio, pero conforme avanza al paraíso su narración se vuelve inmaterial hasta llegar a un análisis teológico sobre la vida.

“Cuando habla del infierno y el purgatorio, Dante hace descripcio­nes de lo material de lo que está viendo, y en el infierno como todo es oscuro porque no hay luz entonces habla de gritos, de lamentos, de llantos, dialoga con las almas que están pagando ahí sus culpas y va narrando sus viajes en primera persona en una suerte de visión de un lugar como si en verdad estuviera visitando, y al interior hay pequeñas narracione­s de la vida de los pecadores.

“En el purgatorio cambia y está lleno de colores, canciones de solidarida­d, compasión, y cambia la narrativa porque es muy descriptiv­o de estos paisajes llenos de color, es muy sensitivo, pero todavía estamos en lo material y luego Dante llega a lo no material y lo describe como si cerrara los ojos y los va abriendo el intelecto, porque se está acercando a lo inmaterial, a lo divino y cuando ve a Dios es una revelación intelectua­l”, describe.

Ibarra detalla que la obra de Dante Alighieri llegó al México independie­nte, e incluso hace un siglo el gobierno de Italia donó al nuestro un busto del poeta que aún permanece en el ahora Museo de las Constituci­ones. Durante su develación, José Vasconcelo­s proclamó porque el cuerpo del pensador regresara a Florencia tras permanecer en un exilio inacabable.

En la entrada del Teatro Degollado, en Guadalajar­a, se recibe al público con una serie de frescos sobre Dante Alighieri. Se trata de un trabajo de Jacobo Gálvez quien en la bóveda del lugar pintó una recreación del Canto IV del Infierno, el Limbo del nobilísimo castillo de los sabios y de los poetas de la antigüedad.

También existen unas pequeñas viñetas que realizó José Clemente Orozco para la edición vasconceli­sta de La Divina comedia de 1921, y en el edificio de la Biblioteca Nacional también se aprecian pinturas que evocan al escritor italiano.

“Dante se conoció en el México independie­nte, y podemos decir que no sólo es importante en su momento, sino fue importante para Europa y para México como este personaje que busca patria, sufre y es un gran intelectua­l. El gran amante que por amor visita el infierno y paraíso”, refiere sobre el también autor de La vita nuova, escrita entre 1292 y 1293, poco después de la muerte de su amada Beatriz.

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ILUSTRACIO­NES DE GU PARAÍSO PERDIDO DE JOHN
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USTAVE DORÉ PARA LA DIVINA COMEDIA, DE DANTE ALIGHIERI; EL MILTON; Y EJERCICIOS ESPIRITUAL­ES DE SAN IGNACIO DE LOYOLA

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