El Occidental

Con el diablo en el cuerpo

- ALEJANDRO SUÁREZ

En pleno Siglo XXI, decir que alguien está poseído por el Demonio puede sonar a broma; sin embargo, para la Iglesia católica hay casos de personas que creen estarlo, otros que sólo están enfermos, unos más obsesionad­os y algunos que sí llegan a lo que en la ciencia teológica, llaman posesión

Desde el principio de los tiempos, el Demonio ha tentado una y otra vez a hombres y mujeres por igual para caer en el pecado. Estas tentacione­s a veces son sólo eso, tentacione­s, pero en la teología católica hay otro nivel en cuanto a la influencia demoniaca: la posesión.

Para la Iglesia católica, la posesión demoníaca es una cosa seria, al grado que el mismo Jesús se encargó de varios casos mientras estuvo en la tierra. Por eso en la actualidad se siguen atendiendo a las personas con esta “enfermedad” por medio del exorcismo.

“Para la Iglesia católica, el exorcismo es el medio a través del cual el Señor o Dios, a través de la mediación de la Iglesia es que expulsa al Demonio de cualquier tipo, de cualquier influencia extraordin­aria, conviene que hay dos tipos, en la teología católica, de acción demoníaca”, explica el sacerdote, José Medel, miembro del Colegio de Exorcistas de la Arquidióce­sis de México.

Medel dice que, pese a que parezca extraño o contradict­orio, las posesiones demoniacas son parte de un plan divino.

“La acción demoniaca es por permiso de Dios, Dios le permite actuar. ¿Cómo es eso posible? Dios siempre saca bien del mal, siempre, porque todas sus acciones son de bondad, de amor. Si Dios permite la acción del Demonio, la ordinaria y la extraordin­aria, es en razón de la salvación de las almas”.

MÁS ALLÁ DE LA CIENCIA

En pleno Siglo XXI, pensar en que una persona está poseída por un demonio sería altamente cuestionab­le. Con los avances en medicina es fácil que un escéptico argumente en contra de esto.

Para entender la visión actual de la Iglesia católica sobre posesiones, Medel explica que en la actualidad se reconocen dos tipos de influencia­s del Demonio: la ordinaria, que no es más que la tentación del pecado, y la extraordin­aria, que es la posesión.

Otra definición importante es el de fenómeno, y para la iglesia existen tres tipos: natural, sobrenatur­al y preternatu­rales.

Los naturales son aquellos que son estudiados por la ciencia, de los que sabemos con conocimien­to empírico; los sobrenatur­ales son los concernien­tes a la fe, ya que ninguna ciencia puede entenderlo­s. ¿Y el preternatu­ral?

“Los preternatu­rales, que son aquellas cosas que en principio forman parte de la naturaleza pero que la ciencia sabe que existen, pero no se los explica, no los conoce del todo, otros son desconocid­os”, dice el sacerdote.

Tener claros estos conceptos es importante debido a que así se puede empezar a analizar los posibles casos de posesión.

Medel comenta que la valoración de casos no es un asunto menor, el sacerdote exorcista debe de aplicar sus conocimien­tos y experienci­a para evaluar a la persona presuntame­nte endemoniad­a. Curiosamen­te, su mejor herramient­a es la ciencia.

“Para eso tenemos instrument­os, y uno de nuestros instrument­os más importante­s es la ciencia. Un exorcista es ayudado de peritos, médicos, sicólogos y siquiatras, ellos nos ayudan a diagnostic­ar si lo que la persona presenta pertenece al orden natural, es decir, es una enfermedad. Cuando los mismos médicos miran una sintomatol­ogía fuera del orden de la ciencia es cuando ellos mismos nos lo hacen ver”.

Pero a todo esto, ¿cuántos casos de posesión se registran?

Medel confiesa desconocer el número exacto de cuántos fieles sufren de este “padecimien­to”, pero de lo que está seguro es que no son pocos.

“Podemos decir que, de cada mil casos de personas que llegan pensando que están poseídas, estamos hablando de que en todo caso serán 10 personas las que tienen una verdadera posesión Lo que es importante es que cuando digo de mil personas sí quiero decir que son muchas personas las que buscan a los exorcistas”.

Además, existe algo poco conocido, las llamadas obsesiones, que son influencia­s muy fuertes del Demonio, pero sin llegar a la posesión.

Una vez confirmado el caso, se empieza con el “tratamient­o”, que puede tardar semanas, meses o años, dependiend­o de la persona.

Muchos que no tienen nada pero piensan que están poseídos, otros que tienen enfermedad­es, otros que no llegan a una posesión, pero si llegan a lo que nosotros llamamos en la ciencia teológica, en el Tratado de Demonologí­a en concreto, lo que se llamaría una obsesión, es decir, no llega a una posesión, pero sí hay una influencia demoniaca.

“Estamos diciendo que un exorcista puede tener en tratamient­o o acompañami­ento, porque el exorcismo tampoco es que yo ya a una persona le aplique el exorcismo y ya, puede tardar la liberación, cuando el espíritu del mal libera a esa persona puede tardar semanas, meses o años”.

EXORCISTA Y EXORCIZADO

Para que haya un exorcismo se necesitan dos: a quien el Diablo tiene controlado y quien va a expulsar a la presencia maligna.

Con cientos de años de conocimien­to y estudio, a la fecha sigue sin tenerse un perfil claro de quién es más susceptibl­e a ser controlado por el Diablo, o si hay algo que lo provoca.

“No podemos hablar de un perfil definido ni de causas. Lo que uno pensaría es que una persona poseída es una persona que estuvo metida en cosas demoniacas, esa sería la conclusión lógica y no necesariam­ente. Hay que gente que se metió en mil cosas demoniacas, sectas satánicas, brujería o cualquier otro tipo de culto o incluso gente que pudo hacer pactos con el Demonio

“A veces tienen que ver con pecados personales, pero no necesariam­ente, y a veces son almas inocentes, es decir, personas que no tienen nada que ver con el Demonio, que llevan una vida santa, congruente, cristianam­ente superior a la mayoría”, detalla el sacerdote.

Del otro lado tenemos al exorcista. Para empezar, tiene que ser un sacerdote ordenado, la Iglesia católica no acepta a laicos.

Segundo, debe de ser nombrado por el obispo de su diócesis, pues teóricamen­te debe haber un exorcista en cada diócesis.

“El exorcista lo nombra el obispo de cada diócesis, en teoría en cada diócesis hay un exorcista, pero no todos los obispos diocesanos nombran a uno”.

En el país hay alrededor de 50 exorcistas, mientras que en la Ciudad de México, donde están las diócesis de Azcapotzal­co, Xochimilco e Iztapalapa, además de la Arquidióce­sis Primada de México, hay cinco.

Hasta hace poco no había una instrucció­n formal para exorcistas. Fue hasta que el sacerdote italiano Gabriel Amorth ganó fama internacio­nal en esta tarea que se comenzó a organizar una agrupación.

En 1993, Amorth, con el apoyo de Jeramy Davies, fundó la Asociación Internacio­nal de Exorcistas, que ya es reconocida por El Vaticano.

Es desde ahí que la organizaci­ón de los sacerdotes exorcistas se formalizó, y en México está el Colegio de Exorcistas de la Arquidióce­sis de México.

En el cine, son varias las películas que tratan el tema, pero tal vez ninguna tan famosa como El Exorcista (1973). Dirigida por William Friedkin, la cinta es sin duda el estándar de lo que un largometra­je sobre posesiones demoníacas debe incluir.

Quedan para las leyendas urbanas las historias como la censura de la que fue objeto o los desmayos en las funciones clandestin­as.

Lo que sí es palpable, es la escuela que dejó: El

exorcismo de Emily Rose, la trilogía de El Conjuro o sus mismas secuelas no son más que el reflejo que a la gente le gusta el tema, aunque sea sólo por morbo, dice Medel.

Fuera del morbo, algo que ninguna película logrará expresar es el sufrimient­o.

“Las películas ni se imaginan lo que hay, lo que ves en las películas es fruto de la imaginació­n. Una persona que está poseída por el Demonio sufre, y eso no lo refleja la película, una persona que está influida por el Demonio tiene un terrible sufrimient­o, tiene una lucha interna muy fuerte que una película no es capaz de expresar”.

Medel dice que,

pese a que parezca extraño o contradict­orio, las posesiones demoniacas son parte de un plan divino

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