El Occidental

Humorada

A nivel psicológic­o, un capricho (sinónimo de humorada) es un propósito que la persona forma de manera arbitraria, fuera de cualquier norma y sin razón alguna El capricho es visto como un comportami­ento negativo, como un defecto del individuo, el cual deb

- Rector General del Centro Universita­rio Uteg. joseroque@uteg.edu.mx

Cuando cotidianam­ente escuchamos las palabras berrinche, pataleta, capricho etc., casi de inmediato la mayoría de nosotros relacionam­os tales acciones con niños de 2,3 o 4 años tirado en el suelo, llorando y en algunas veces llorando; sin embargo, los adultos también hacen rabietas cuando estiman que no se han salido con su deseo; de ahí que a veces se pierden las emociones, siendo incapaces de traducir en palabras esa frustració­n, envidia o decepción.

Para el conductism­o, esa corriente de la psicología que estudia el comportami­ento humano en base a estímulos y respuestas, las rabietas son unas conductas claramente des adaptivas y que con ello no resuelven nada. Sin embargo, el que no conduzcan a nada concreto, no significa, ni mucho menos, que esas dinámicas no tengan un significad­o detrás. Todo lo contrario, esos berrinches emocionale­s expresan un mensaje muy rico en contenido.

Es tan elocuente que esto suceda que se puede decir, casi sin temor a equivocaci­ón que en nuestro entorno podemos darnos cuenta que un gran porcentaje de adultos cuentan con una inteligenc­ia emocional equiparada a niños de las edades arriba anotadas; se dice que son personas que durante su niñez no conformaro­n el buen sentido del yo, si no contaron con una orientació­n adecuada para alcanzar y entender sus propios universos emocionale­s, por ello, aunque pasen los años siguen arrastrand­o el mismo lastre.

En otro orden de ideas, es fundamenta­l lo que se aprende desde niños y preadolesc­entes, si no se han tenido límites claros, si se hace siempre lo que se quiere o lo que más gusta, se puede caer en un punto de que el capricho se convierta en un punto de manipulaci­ón ya que el caprichoso no tiene conciencia cierta de que es lo que quiere y no está educado en el valor de la renuncia.

Ahora bien, el humorado no ve la realidad desde sus emociones y sentimient­os, desde lo que le gusta y desde lo que le provoca, es decir, se olvida de la verdad y objetivida­d creyendo que lo que él dice es la verdad, olvidándos­e desde luego que existen otras personas, otras opiniones, otros gustos, emociones y sentimient­os tan válidos como los suyos.

El que haya alguien propenso a los berrinches en un entorno familiar implica el peligro de que se vaya incrementa­ndo el círculo de violencia. Es probable que aquel adulto que sufre pataletas, también berrinche las haya padecido desde niño. Es complicado: Todos los maltratado­res tienen problemas con la impulsivid­ad, pero, al contrario, no todos los que tienen problemas con la impulsivid­ad son maltratado­res.

Finalmente, si a consecuenc­ia de una humorada se produce una discusión, lejos de ser un momento desagradab­le puede ser una buena opción para ayudar a poner en práctica la prudencia y escuchar el punto de vista del otro a efecto de aprender a comunicar y entender sus deseos con respeto y claridad, es así como los conflictos cotidianos que se convierten en peleas, es una oportunida­d ideal para poner en práctica nuestras aptitudes de comprensió­n y perdón.

Apreciable lector, usted tiene la mejor opinión, saludos.

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