El Occidental

FUERA DEMONIOS

EL MARISCAL DE CAMPO BUSCA, DE LA MANO DE SEAN PAYTON, RETOMAR EL RUMBO DE SU CARRERA EN LA NFL

- POR JOSÉ ÁNGEL RUEDA

Cuando parecía que su carrera en la NFL pasaría sin pena ni gloria, una nueva oportunida­d para convertirs­e en el mariscal de campo que siempre quiso ser se ha abierto para Jameis Winston. El quarterbac­k llegó a los Bucaneros de Tampa Bay como la primera selección del draft del 2015, sin embargo, en cinco temporadas nunca logró consolidar­se. Esta situación lo obligó a buscarse la vida en otro lado. Por fortuna para él, Sean Payton y los Santos de Nueva Orleans apareciero­n en su camino.

La historia de Jameis Winston va más allá de los cinco pases de touchdown y las cero intercepci­ones que registró en el partido de la Semana 1 ante los Empacadore­s de Green Bay. Aunque se corre el riesgo de caer en un espejismo dado lo incipiente de la temporada, el mariscal de campo se vio seguro y demostró que, rodeado de la gente correcta, puede ser una pieza importante.

CONTRASTE ABSOLUTO

La confianza con la que jugó contrasta de manera absoluta con la imagen que Winston proyectó en las cinco temporadas que participó con los Bucaneros, en las cuales se podía observar un quarterbac­k que constantem­ente buscaba la jugada grande, sin embargo, perdía demasiado el ovoide.

Estos errores poco a poco fueron colmando la paciencia de los coaches. Pese a que llegó con la obligación de convertirs­e en el mariscal de campo franquicia, la realidad es que nunca se notó una proyección positiva en su juego. El quarterbac­k tomó las riendas de la ofensiva desde su primera temporada, en la cual registró 22 touchdowns por 15 intercepci­ones. Para su segundo año, logró subir a 28 touchdowns, sin embargo, las entregas de balón también se elevaron a 18.

Su tercera y cuarta temporada con Tampa Bay fueron las más irregulare­s, al jugar tan sólo 13 y nueve partidos, respectiva­mente. En ambas, Winston registró 19 pases de touchdown, por 11 y 14 intercepci­ones. Estos detalles alimentaro­n las dudas en el staff de coacheo, que no tenía claro si el egresado de la estatal de Florida era la solución a futuro.

Para el 2019, ya con Bruce Arians como entrenador en jefe, Winston encaró su último año de contrato con la obligación de convencer al gerente general Jason Licht sobre sus cualidades.

El experiment­o tampoco funcionó. El quarterbac­k tuvo números muy por encima de su promedio. Lanzó 5,109 yardas y 33 touchdowns, sin embargo, el registró de 30 intercepci­ones lo condenó. Los Bucaneros eran un equipo explosivo, pero tanta entrega de balón se reflejó en un récord de 7-9. Bruce Arians no estaba dispuesto a sopórtalo, así que fue por Tom Brady.

SE CONVIRTIÓ EN SANTO

Winston pasó la temporada 2020 en la banca de Nueva Orleans, sin embargo, el tiempo transcurri­do no fue en vano. El mariscal de campo aprendió las artes de la posición observando de manera cotidiana a un maestro como Drew Brees. A pesar de que no fue contemplad­o para suplirlo cuando estuvo lesionado, finalmente durante los campamento­s y la pretempora­da fue capaz de ganarle el puesto al multifacét­ico Taysom Hill.

El gran arranque que tuvo ante los Packers se explica desde varias vertientes, aunque la principal apunta al sistema de Sean Payton. Más allá de que siempre contó con el talento de Brees, el entrenador en jefe supo desarrolla­r un sistema a prueba de todo. En el 2019, por ejemplo, Teddy Bridgewate­r salió al quite ante la ausencia de Brees. El mariscal de campo jugó sencillo, no se metió en problemas, y con nueve touchdowns y dos intercepci­ones ganó sus cinco juegos. En el 2020 ocurrió algo parecido, sólo que el protagonis­ta fue Taysom Hill. A pesar de sus limitacion­es como pasador, logró ganar tres de cuatro juegos; es decir, el sistema de Payton potencia las virtudes de sus mariscales y limita sus errores. En ese escenario, Winston podría rendir finalmente como la primera selección que fue.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico