Transformación que a mitad del camino no llegó
Durante el Tercer Informe de Gobierno por parte de la titular del Poder Ejecutivo en la capital, se abrieron más interrogantes que respuestas, las dudas y la incertidumbre se adueñaron al final de un discurso que no convenció ni a los defensores más férre
Durante el acto tuve la oportunidad de usar la tribuna a nombre no sólo del Partido Acción Nacional (PAN), sino a nombre de muchísimas personas que piensan distinto y que son críticas de las políticas ejecutadas por la actual administración. No podemos hacer oídos sordos al pésimo manejo de la pandemia que ubica a la capital como una de las entidades que peor ha manejado esta crisis. Sobre los hombros de este gobierno recaen las más de 38 mil 400 defunciones contabilizadas desde el inicio de la misma hasta el pasado martes 14 de septiembre, siendo el tercer pico más alto en defunciones apenas entre el 2 y el 13 de agosto pasado.
En el ámbito económico estamos por los suelos, más de 218 mil 622 empleos perdidos reportados a marzo de este año, tenemos una tasa anual de crecimiento económico negativa, equivalente al menos 6.9 por ciento, lo que nos posiciona como la cuarta entidad con menos crecimiento económico a nivel nacional según el Inegi.
Desde el actual gobierno se han orquestado diversos atentados en contra de la ciudad y sus instituciones, no sólo para ir disminuyendo las facultades de las alcaldías en busca de una centralización del poder al puro estilo de una regencia, sino que literalmente se ha atentado contra la persona e integridad de las alcaldesas y alcaldes electos, tal como ocurrió el pasado 30 de agosto cuando intentaron ingresar al Congreso y simplemente se les cerraron las puertas de la casa del pueblo.
Y ya ni hablar del denominado “cartel inmobiliario”, dentro del cual la Jefa de Gobierno y su círculo cercano se han convertido en accionista del mismo, con gestores pagados del erario a fin de defender los intereses de unos cuantos.
Todo lo anterior es producto de una serie de malas decisiones acumuladas, que al día de hoy han provocado hartazgo en la sociedad y que por voluntad, mandato y evaluación de la ciudadanía han modificado drásticamente la conformación política de la administración pública.
Tiene que quedar muy claro que cualquier aspiración que pudiera tener no acaba con la responsabilidad que adquirió cuando tomó protesta, porque Claudia Sheinbaum se contrató para trabajar por seis años. A mitad del camino la transformación que prometieron sigue sin llegar y el pasado martes 17 de septiembre nos lo dejaron claro.