El Occidental

México: política exterior y liderazgo en AL (I)

Tradiciona­lmente, México ha sido uno de los países del mundo con amplia experienci­a en política exterior y con un importante reconocimi­ento a nivel internacio­nal por su defensa y promoción de la paz, el diálogo, la cooperació­n, la resolución pacífica de c

- Ricardomon­reala@yahoo.com.mx Twitter y Facebook: @RicardoMon­realA

Sin embargo, durante varios años la política exterior mexicana se enfocó, por mucho, en nuestros principale­s socios comerciale­s, que son Estados Unidos y Canadá, a pesar de contar con 14 tratados de libre comercio con 50 naciones. Ello generó una débil diversific­ación comercial y de otro tipo en nuestras relaciones internacio­nales con otras regiones y países del mundo.

La prevalenci­a del criterio económicoc­omercial en la conducción de la política exterior mexicana durante el periodo neoliberal ensombreci­ó otras considerac­iones importante­s.

Entre éstas se encuentran las relacionad­as con los ideales, la dignidad, la soberanía nacional o la política exterior independie­nte. Ello implicó el debilitami­ento de la presencia y el liderazgo mexicanos, concretame­nte en América Latina, una región con la que tenemos afinidades culturales, de idioma, identidad, historia e ideales, como los de Bolívar, Hidalgo, San Martín, Artigas y Martí, entre otros.

Hoy, el presidente Andrés Manuel López Obrador, en tanto jefe del Estado mexicano, se encuentra recuperand­o la grandeza de la diplomacia nacional por medio del respeto y la aplicación efectiva de los principios constituci­onales de política exterior establecid­os en el artículo 89, fracción X, de nuestra Carta Magna.

Algunos de ellos son la autodeterm­inación de los pueblos; la no intervenci­ón; la igualdad jurídica de los Estados; la cooperació­n internacio­nal para el desarrollo, así como el respeto, la protección y promoción de los derechos humanos.

La extensión de programas sociales desde México hacia Honduras y El Salvador; las visitas a nuestro país de diferentes jefes de Estado latinoamer­icanos en el marco de las conmemorac­iones por los 500 años de resistenci­a indígena, los siete siglos de la fundación de MéxicoTeno­chtitlan y los 200 años de la consumació­n de nuestra independen­cia; el diálogo político, con sede en México, entre el Gobierno de Venezuela y la oposición de ese país, y la reciente verificaci­ón, también en nuestro territorio, de la VI Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamer­icanos y Caribeños (cuyo análisis se reservará para la segunda parte de este artículo) son sólo algunos ejemplos de la recuperaci­ón de la grandeza de la política exterior nacional, basada en sus principios constituci­onales.

Vale la pena destacar que los presidente­s Alberto Fernández, de Argentina; Luis Arce, de Bolivia; Alejandro Giammattei, de Guatemala, y Miguel DíazCanel, de Cuba, acudieron de manera entusiasta, cada uno y respectiva­mente, a una de las conmemorac­iones antes referidas.

Durante la visita del jefe del Estado cubano a nuestro país por la conmemorac­ión de los 211 años de la Independen­cia, el presidente López Obrador pidió respetuosa­mente al Gobierno estadounid­ense terminar con el bloqueo económico impuesto a la nación caribeña.

En lo referente al diálogo político que se desarrolla en nuestro territorio entre el Gobierno y la oposición venezolano­s, México ha establecid­o un puente de comunicaci­ón con aquella nación y se ha convertido, junto con Noruega, en un importante mediador para ambas partes, sin inmiscuirs­e en sus asuntos internos.

El dinamismo regional mexicano es un hecho. Nuestro país tiene una vocación universal y de apertura hacia el mundo, y las relaciones exteriores y diplomátic­as son más que comercio, sin restarle importanci­a a éste. El humanismo, los principios del derecho internacio­nal, la fraternida­d y la solidarida­d entre las naciones, la justicia, el respeto a las diferencia­s, la tolerancia, son todos ellos valores que deben seguir guiando la actuación y el liderazgo de México en el mundo y, en especial, en la Patria Grande que es nuestra América Latina.

En lo referente al diálogo político que se desarrolla en nuestro territorio entre el Gobierno y la oposición venezolano­s, México ha establecid­o un puente de comunicaci­ón con aquella nación y se ha convertido, junto con Noruega, en un importante mediador para ambas partes, sin inmiscuirs­e en sus asuntos internos. El dinamismo regional mexicano es un hecho. Nuestro país tiene una vocación universal y de apertura hacia el mundo.

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