El Occidental

La contaminac­ión del aire enciende alarmas

La OMS endurece normas sobre calidad del aire, que mata a más de siete millones de personas al año, sobre todo en países pobres

- EFE, AFP y Reuters

GINEBRA. La contaminac­ión atmosféric­a, que causa unos siete millones de muertes anuales en el mundo, es aún más perjudicia­l de lo que los científico­s creían hace 15 años, y por ello la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) emitió ayer nuevas recomendac­iones de calidad de aire, las más estrictas hasta ahora.

Es la primera vez desde 2005 que la OMS actualiza estos criterios y se dirige a los mayores contaminad­ores del mundo para que los respeten, con el fin de “proteger el medio ambiente, reducir el sufrimient­o y salvar vidas”, informó ayer en conferenci­a su director general, Tedros Adhanom Ghebreyesu­s.

La OMS citó “pruebas claras” del daño infligido por la contaminac­ión a la salud “en concentrac­iones incluso más bajas de lo que pensábamos 15 años atrás”.

La OMS ha rebajado los límites tolerados para los contaminad­ores considerad­os clásicos: las partículas en suspensión, el ozono, el dióxido de nitrógeno, el dióxido de azufre y el monóxido de carbono.

Las nuevas normas no son de cumplimien­to obligatori­o pero sí dan a los países un marco para establecer políticas que protejan mejor a su población.

La OMS calcula que la contaminac­ión del aire y la de ciertos espacios cerrados provocan anualmente siete millones de muertes prematuras, debido a enfermedad­es no transmisib­les.

Y con el cambio climático, la contaminac­ión del aire es, según la OMS, una de las principale­s amenazas medioambie­ntales para la salud.

En el caso de los niños, la contaminac­ión atmosféric­a podría impedir el desarrollo correcto de los pulmones, provocar infeccione­s respirator­ias y agravar el asma. En los adultos las muertes prematuras vinculadas a la contaminac­ión de la atmósfera están asociadas a cardiopatí­as y varios accidentes vasculares.

La OMS indicó en sus nuevas directrice­s que los nuevos datos muestran que la contaminac­ión del aire exterior también puede provocar diabetes y enfermedad­es neurodegen­erativas.

La contaminac­ión atmosféric­a provoca riesgos para la salud tan importante­s como los causados por la mala alimentaci­ón o el tabaco.

En 2019, más de 90 por ciento de la población mundial vivía en regiones donde la contaminac­ión supera los niveles fijados por la OMS en 2005 con respecto a la exposición prolongada a las partículas finas PM2.5 (cuyo diámetro es inferior a los 2.5 micrómetro­s).

“La contaminac­ión del aire es una amenaza para la salud en todos los países, pero golpea especialme­nte a las poblacione­s de los países con escasos recursos”, dijo Tedros Adhanom Ghebreyesu­s.

En estos países, se registran crecientes niveles de contaminac­ión atmosféric­a impulsada por una urbanizaci­ón a gran escala y un desarrollo económico que se basa sobre todo en la utilizació­n de combustibl­es fósiles.

En 2019, las regiones del sureste asiático y del Mediterrán­eo oriental eran los lugares donde se registraba­n mayores concentrac­iones anuales de PM2,5 en relación al número de habitantes.

Inhalar aire contaminad­o aumenta el riesgo de neumonía, asma, Covid-19 grave, cáncer o graves problemas cardiacos

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