Tiempos de oscuridad
Coincidencia o no, durante la semana tanto a nivel local como nacional e internacional se dieron señales que, de ser ciertas, resultan preocupantes. La serie de hechos desafortunados ponen en evidencia un escenario que no es idóneo para quienes resultan ser analistas, críticos y están acostumbrados a alzar la voz para denunciar lo que hacen mal los gobiernos.
Va de lo individual a lo global. La Universidad de Guadalajara denunciando un ataque sistemático en redes sociales que alcanza niveles de “linchamiento digital” y es comparable solo con lo que ha ocurrido con algunos candidatos de oposición, columnistas, medios y periodistas críticos.
Siete páginas, las mismas granjas de bots, coincidentemente todos “nacidos” en Michoacán, con inversiones de miles de pesos para replicar videos y críticas, coinciden en sus contenidos agresivos, en momentos claves del conflicto que la máxima casa de estudios mantiene con el Ejecutivo Estatal, cuando se ha negado a ceder a las presiones y ha sostenido que todas las decisiones sobre la pandemia de Covid19, deben privilegiar la salud y la vida.
La figura de la autonomía universitaria de pronto se convirtió en tema a debate y tanto la UNAM como otras universidades públicas han comenzando a padecer de ataques sistemáticos, aunque de otro tipo y de diferentes enemigos.
A nivel nacional, la Fiscalía General de la República se convirtió en la institución procuradora de justicia más implacable en la persecución no de un presunto narcotraficante o terrorista, sino de 31 maestros y científicos del CONACYT.
Los acusa de delitos como lavado de dinero, delincuencia organizada, peculado y uso ilícito de atribuciones y facultades, por los que alcanzan hasta 40 años de cárcel. Bajo esos términos la prisión preventiva sería la opción y nada menos que en la cárcel de máxima seguridad en Almoloya de Juárez, sí, justo de la cual se escapó Joaquín El Chapo Guzmán Loera.
En el pasado foro “Los desafíos de la libertad de expresión, hoy”, periodistas de México y Latinoamérica advirtieron sobre cómo el socialismo radical del siglo 21, el mismo que ha desaparecido de otras latitudes, atenta contra el derecho a la libertad de expresión y persigue las voces críticas. Cuba, Venezuela, Nicaragua y ahora Perú, son claros ejemplos.
Y México no puede decir que está en un mejor plano, cuando 165 periodistas mexicanos han sido asesinados en los últimos 20 años, 43 de ellos en este gobierno, junto con 68 activistas. A ellos los han callado con las balas.
En ese mismo foro, el premio Nobel, Mario Vargas Llosa, mencionó que el Presidente de una nación no debe exhibirse todos los días ni atacar a periodistas como lo hace Andrés Manuel López Obrador en las conferencias conocidas como las mañaneras.
Las críticas sin fundamento, señalar de “exageradas” las notas o denostar al periodista diciéndole que seguramente su jefe le dictó las preguntas, hoy por hoy pueden convertirse en la mecha que encienda una embestida contra la libertad de expresión, de la cual nos podremos arrepentir…. Comentarios en