El Occidental

Humillació­n en horario triple A

- JUAN VELEDÍAZ

Las imágenes que circularon el pasado fin de semana con lo ocurrido en la garita fronteriza que comunica Ciudad Juárez, Chihuahua con El Paso, Texas, fue un golpe directo a la moral del Ejército en pleno mes de la patria. El suceso mostró que algo no funciona bien al interior de la milicia cuando un pelotón de soldados es sometido por agentes fronterizo­s estadounid­enses, al grado de ser humillados delante de las cámaras al quedar esposados e inmoviliza­dos en el piso.

Si hay algo que molesta demasiado a los mandos militares es ser exhibidos en los medios de comunicaci­ón, pero cuando se trata por torpezas que desnudan la falta de pericia y adiestrami­ento de los comandante­s y sus tropas, la molestia puede implicar severas sanciones.

La noche del viernes 24 de septiembre un pelotón de 14 soldados adscrito al noveno regimiento de caballería motorizado, con cuartel en la Guarnición Militar de Ciudad Juárez, cruzó en dos vehículos a territorio estadounid­ense de manera “accidental” y de inmediato fueron intercepta­dos por agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP). El incidente obligó al cierre de la garita e interrumpi­ó la circulació­n por casi una hora. Los soldados fueron liberados poco después, pero uno de ellos recibió una “sanción civil” por llevar consigo una pequeña cantidad de marihuana para consumo personal, algo que es permitido por leyes mexicanas.

Oficiales del Ejército consultado­s coinciden que no es la primera vez que esto sucede. En otro momento han pasado vehículos completos de transporte de tropas debido a que los soldados y sus comandante­s no conocen el terreno. Este es un problema ocasionado porque los mandos militares no tienen conciencia de la importanci­a de que sus subordinad­os que vienen de un cambio de adscripció­n se familiaric­en con el terreno al que llegan. El problema inicia con la poca experienci­a operativa de los mandos superiores, aumenta por la falta de adiestrami­ento de las tropas, y se agudiza por la nula informació­n y desconocim­iento del terreno. Algo que era común en Chihuahua con las unidades militares desde la “guerra contra el narco” en el sexenio de Felipe Calderón.

Los cruces “involuntar­ios” se han dado en otras ocasiones en puntos ubicados en los márgenes del río Bravo, donde no existen delimitaci­ones gráficas o de otro tipo. Los incidentes en las fronteras debido a errores de mandos militares han detonado crisis con la población civil, como el ocurrido en marzo pasado en Mazapa de Madero, Chiapas, donde un militar mató a un ciudadano guatemalte­co lo que ocasionó que alrededor de 300 ciudadanos de aquel país retuvieron a varios soldados mexicanos para exigir sanciones penales contra el responsabl­e y reparación económica.

La multiplici­dad de tareas a las que han sido asignadas las fuerzas armadas este sexenio, ha repercutid­o en que las unidades operativas del Ejército estén mal adiestrada­s y los mandos superiores tengan poca experienci­a en el terreno, como se demostró en el incidente de Ciudad Juárez. Lo grave no solo fue la exhibición, sino la lectura sobre las debilidade­s que arrastra la milicia producto de una política fallida en materia de seguridad del actual gobierno.

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