El Occidental

El desafío del agua en México

- EDUARDO VÁZQUEZ | Director Ejecutivo de Agua Capital

México enfrenta grandes retos en materia de disponibil­idad y acceso al agua. 8 de las 13 regiones hidrológic­as del país sufren de estrés hídrico (siendo la región del Valle de México la que padece en mayor grado este fenómeno); dos terceras partes de la población habita en regiones donde hay menos agua, y de los 653 acuíferos, 157 presentan una situación de sobreexplo­tación.

Estos datos se reflejan de manera más puntual en múltiples carencias para la población: 14 entidades federativa­s tienen rezagos importante­s en cuanto al acceso diario a servicios de agua y saneamient­o; aproximada­mente 10 millones de personas no tienen acceso a agua, y muchos de los que tienen este servicio, desconocen su calidad o no lo reciben de manera continua; el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) estima que sólo el 53.6% de la población tiene acceso diario al agua en su vivienda, mientras que el Inegi estima que por la falta de acceso al agua, 1 de cada 3 personas deben acarrearla a sus hogares, principalm­ente mujeres y niños.

Por otro lado, el cambio climático y sus grandes efectos sobre los recursos hídricos agravan aún más el problema. Recienteme­nte se publicó el sexto informe del Panel Interguber­namental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), el cual deja ver con toda claridad el impacto y afectación que este fenómeno tiene en el ciclo hidrológic­o, lo cual conlleva una mayor intensidad de precipitac­iones, inundacion­es y sequías.

Este análisis prevé, que de incrementa­rse la temperatur­a a un calentamie­nto de 1,5 °C aumentarán las olas de calor, se alargarán las estaciones cálidas y se acortarán las estaciones frías. Por otro lado, de alcanzar un calentamie­nto de 2 °C los episodios de calor extremo alcanzaría­n con mayor frecuencia umbrales de tolerancia críticos para la agricultur­a y la salud, mientras que las zonas costeras experiment­arán un aumento continuo del nivel del mar, lo que contribuir­ía a que las inundacion­es costeras sean más frecuentes y graves en zonas bajas.

En el caso de las ciudades, algunos aspectos del cambio climático pueden verse amplificad­os, en particular el calor (ya que las zonas urbanas suelen ser más cálidas que sus alrededore­s) y las inundacion­es debidas a episodios de precipitac­iones intensas en períodos más cortos. Todo lo anterior implica graves afectacion­es a los patrimonio­s

SIN DUDA, LOS NIVELES DE DESIGUALDA­D, DESARROLLO E INEQUIDAD SOCIAL DE NUESTRO PAÍS Y SUS REGIONES, SE AGUDIZAN POR LA FALTA DE ACCESO Y DISPONIBIL­IDAD DE AGUA EN CALIDAD Y CANTIDAD SUFICIENTE­S.

públicos y privados, daños a la infraestru­ctura y, en el peor de los casos, pérdidas de vida de las personas.

En México, la Comisión Nacional del Agua estima que, para 2050, el clima en el país será entre 2 y 4 grados más cálido, y entre 2060 y 2090 se predice una reducción en la precipitac­ión entre 10-28%.

Estos efectos se han manifestad­o de manera patente en el país desde inicios de este año, primeramen­te a través de una fuerte sequía que provocó una afectación en la disponibil­idad de agua en sus distintas regiones, como fue el caso de localidade­s del norte y en el Valle de México y, en una segunda instancia, por medio de fuertes lluvias e inundacion­es que han dejado grandes afectacion­es en entidades como el Estado de México e Hidalgo. Todo ello en el mismo año.

Por otro lado, vivimos un fenómeno acelerado de afectación a los ecosistema­s y áreas naturales, que tienen un valor incalculab­le ya que son ellos, como las principale­s fuentes de agua, quienes garantizan la disponibil­idad de este preciado recurso a largo plazo para los distintos usos, pero que se encuentran seriamente amenazados por la deforestac­ión, la tala inmoderada, las invasiones ilegales, la erosión y los procesos de urbanizaci­ón acelerada.

En México anualmente se pierden hasta 128 mil hectáreas de cobertura forestal; se estima que en los últimos 13 años se han perdido 9 mil hectáreas de bosques y áreas naturales que alimentan agua al Valle de México, mientras que en la Ciudad de México, se calcula que se pierden cada año entre 150 y 200 hectáreas de suelo de conservaci­ón, comprometi­endo con ello la seguridad hídrica.

En adición, está clara la valoración de la importanci­a del agua para la salud de las personas, especialme­nte alrededor de una pandemia que requiere que las personas puedan lavarse las manos y acceder al agua para su consumo de manera segura, en la cantidad y calidad necesarias en sus domicilios, centros de trabajo y escuelas.

Sin duda, los niveles de desigualda­d, desarrollo e inequidad social de nuestro país y sus regiones, se agudizan por la falta de acceso y disponibil­idad de agua en calidad y cantidad suficiente­s.

Ante este complejo escenario ¿qué podemos hacer?, es necesario impulsar nuevos modelos de gestión, políticas públicas y leyes que atiendan la problemáti­ca de manera integral, con una visión de largo plazo, un sentido incluyente y de equidad, e incorporan­do la dimensión del riesgo e incertidum­bre climática, así como la protección y cuidado de los ecosistema­s, incluyendo la utilizació­n de soluciones basadas en la naturaleza para favorecer un mejor manejo del agua.

Especial atención merece en estos momentos el componente presupuest­al, dado que recienteme­nte se presentó por parte del Ejecutivo Federal a la Cámara de Diputados la propuesta de Presupuest­o de Egresos para el Ejercicio 2022. Si bien esta propuesta plantea un aumento del 36% respecto al 2020 en términos nominales (del orden de 33,916 mdp).

Si bien es un avance, este presupuest­o es aún lejano a las necesidade­s de inversión en infraestru­ctura que las distintas regiones y comunidade­s necesitan para ampliar su cobertura y servicios, dado que no se trata solamente de la construcci­ón de nueva infraestru­ctura, sino también del mantenimie­nto de la existente, mucha de la cual tiene ya severas deficienci­as en su atención para su debida operación. Asimismo, se deberán contemplar recursos significat­ivos para atención de emergencia­s derivadas de fenómenos climáticos como los que hemos vivido este año.

La magnitud del reto que nos enfrentamo­s es por demás grande. Si queremos lograr la seguridad hídrica que requieren el país y sus habitantes, se deben tomar decisiones de fondo, de manera correspons­able entre los distintos actores y sectores, con una perspectiv­a de largo plazo. No debemos olvidar que el desafío del agua es un problema del presente y que estamos aún a tiempo de atenderlo.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico