Grupo plural de senadores
La solicitud
de cinco senadoras y senadores, dos del PT, uno de Morena, uno del PAN y uno independiente, para integrar un grupo parlamentario plural y distinto, genera amplia polémica por las implicaciones que tendría. Más allá de la decisión que tome la Junta de Coordinación Política del senado, la iniciativa llama la atención, tanto por la crisis de representación que viven los partidos como por el rol que juegan las mayorías parlamentarias frente al Presidente de la República.
Los cinco legisladores tienen razón al sostener que la ciudadanía no se siente representada por los partidos ni mayoritarios ni minoritarios, por lo cual quieren intregrar un grupo que les permita actuar “de manera libre de cualquier formación partidista” y aportar para solucionar los problemas estructurales que aquejan al país, que no se resuelven pero sí se agudizan y contribuir a enriquecer el debate político que se crispa cada vez más.
Más allá de la simpatía o rechazo que genera el autollamado grupo plural, veo necesario mantener la mayor pluralidad posible en el senado, garantizar un debate rico en propuestas y mantener una actitud proclive a construir acuerdos parlamentarios. No se trata de actuar por consigna y decir que no a todas las iniciativas que provengan del gobierno y su partido, sino de analizarlas, de discutirlas con racionalidad y objetividad de cara a la sociedad y de presentar otras propuestas que contribuyan a resolver los problemas nacionales.
El poder Legislativo no debe ser una caja de resonacia de las decisiones del gobierno para convertirlas en normas, su obligación constitucional es deliberar y aprobar leyes que beneficien a la colectividad y equilibren con racionalidad el ejercicio del poder.
La respuesta del Senado debe ser congruente con los precedentes, permitir la formación de este grupo y dar al PT el mismo trato que al PRD y PES, para mantener su grupo parlamentario.