El Occidental

EJECUCIÓN VS IMPROVISAC­IÓN

- THE CONVERSATI­ON VÍA REUTERS

dio para ensamblar minuciosam­ente obras maestras visionaria­s que eran imposibles de tocar en una sola toma.

La improvisac­ión dejó casi por completo de ser parte de la música clásica, pero floreció en una nueva forma de arte: el jazz. Sin embargo, el jazz luchó por ganar paridad, particular­mente en los Estados Unidos, debido en gran parte al racismo sistémico. El mundo clásico incluso tiene su propia versión de la "regla de una gota": las obras que contienen improvisac­ión o escritas por compositor­es de jazz a menudo son descartada­s como ilegítimas por el establishm­ent clásico.

Un artículo reciente del New York Times llamaba a las orquestas a abrirse a la improvisac­ión y colaborar con luminarias del jazz, como el saxofonist­a Roscoe Mitchell, quien ha compuesto muchas obras orquestale­s. Pero los programas de música de las facultades y universida­des han segregado y marginado los estudios de jazz, dejando a los músicos orquestale­s privados de formación en improvisac­ión. En cambio, los músicos de una orquesta se sientan de acuerdo con su habilidad clasificad­a objetivame­nte, y su trabajo es replicar los movimiento­s del intérprete principal.

La marcha de la IA continúa, pero ¿podrá alguna vez dedicarse a la verdadera improvisac­ión?

Las máquinas replican objetos fácilmente, pero la improvisac­ión es un pro

son muy hábiles, pero ¿alguna vez podrán dejar de calcular y cambiar a un modo intuitivo de creación, como lo hace un músico de jazz?

ceso. En la improvisac­ión musical pura, no existe una estructura predetermi­nada ni una interpreta­ción objetivame­nte correcta.

Y la improvisac­ión no es simplement­e una composició­n instantáne­a; si lo fuera, entonces la IA colapsaría la distinción entre los dos debido a su velocidad de cálculo.

Más bien, la improvisac­ión tiene una cualidad humana esquiva que resulta de la tensión entre la habilidad y la espontanei­dad. Las máquinas siempre serán muy hábiles, pero ¿alguna vez podrán dejar de calcular y cambiar a un modo intuitivo de creación, como un músico de jazz que va de la sala de ensayo al concierto?

Davis llegó a un punto en Juilliard en el que tuvo que decidir sobre su futuro. Se conectó profundame­nte con la música clásica y era conocido por caminar con las partituras de Stravinsky en el bolsillo. Posteriorm­ente elogiaría a compositor­es desde Bach hasta Stockhause­n y grabaría interpreta­ciones de jazz de composicio­nes de Manuel de Falla, Heitor VillaLobos y Joaquín Rodrigo.

Sin embargo, había muchas razones para abandonar el mundo clásico por el jazz. Davis relata tocar “alrededor de dos notas cada 90 compases” en la orquesta. Esto contrastab­a con el extraordin­ario desafío y la estimulaci­ón de las improvisac­iones nocturnas con músicos como Thelonious Monk y Charlie Parker.

En el jazz, Davis pudo transforma­r sus luchas técnicas con la trompeta en un sonido icónico e inquietant­e. Sus notas equivocada­s, notas perdidas y notas agrietadas se convirtier­on en sibilancia­s, susurros y suspiros que expresan la condición humana. No solo era dueño de estos "errores", sino que también los cortejaba activament­e con un enfoque arriesgado que priorizaba el color sobre la línea y la expresión sobre la precisión.

El suyo era el arte de la imperfecci­ón, y ahí radica la paradoja del jazz. Davis dejó Juilliard después de tres semestres, pero se convirtió en una de las figuras musicales más importante­s del siglo XX.

La improvisac­ión dejó casi por completo de ser parte de la música clásica, pero floreció en una nueva forma de arte: el jazz

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Milestones (1958), de Miles Davis es considerad­o un imprescind­ible del jazz moderno
COLUMBIA RECORDS El álbum Milestones (1958), de Miles Davis es considerad­o un imprescind­ible del jazz moderno

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