El Occidental

Regresión eléctrica, económica y ambiental

- Gerardo Gutiérrez Candiani Empresario

La reforma eléctrica presentada por el Ejecutivo Federal, de ser aprobada, sería una regresión enorme: un cambio de 360o en el Sistema Eléctrico Nacional, el cual volvería a quedar sujeto al monopolio de la CFE, dependient­e de los vaivenes y criterios políticos, copartícip­e de la precarieda­d de las finanzas públicas y sin posibilida­d de cubrir las necesidade­s energética­s del país.

En realidad, la rectoría del Estado, que se establece como el objetivo, ya se tiene con el marco legal vigente. Órganos como la Comisión Reguladora de Energía y el Centro Nacional de Control de Energía, los cuales desaparece­rían, son parte del Estado: agencias de regulación y control, lo cual es muy distinto a un monopolio comandado por políticos.

El propósito de esta contrarref­orma es ideológico; del llamado nacionalis­mo revolucion­ario, propio de los años 70, muy alejado de las dos necesidade­s prioritari­as del país en este momento en la materia: 1) asegurar el abasto de demanda nacional, en función del crecimient­o esperado y a costo competitiv­o; 2) alinearnos a los esfuerzos globales en torno al cambio climático –el mayor desafío de la humanidad–, a través de la transición de la dependenci­a de los hidrocarbu­ros hacia fuentes de energía limpias, sin emisión de gases de efecto invernader­o.

Esta reforma no es pragmática. Ni en los objetivos ni en los medios para lograrlos: no hay congruenci­a con el fin trazado de fortalecer económicam­ente a la CFE. Impactaría de manera muy importante al presupuest­o del Gobierno Federal, por el incremento del valor de los subsidios a los consumidor­es, ante mayores costos en la generación respecto a los que hoy ofrecen los productore­s privados.

Habría generación privada siempre y cuando no superase 46 por ciento del total, sujeto a la planeación y control de la CFE, el comprador exclusivo y discrecion­al. Sus centrales siempre despacharí­an al sistema, mientras que las privadas quedarían limitadas al margen no cubierto. Obviamente, las subastas quedarían descartada­s.

El gran problema es que las plantas de la CFE son significat­ivamente menos eficientes que las privadas y contaminan mucho más. Como hemos expuesto aquí, sus centrales hidroeléct­ricas operan a un costo de generación de casi mil 220 pesos por Megawatt/hora y las más modernas que tiene de ciclo combinado, de casi mil 540. Mucho más que las privadas fotovoltai­cas y eólicas, que andan por alrededor de 380 pesos. Las termoeléct­ricas de CFE más contaminan­tes producen a un costo de incluso más de dos mil pesos por MwH: cinco veces el promedio de las energías limpias y renovables de privados.

Así, el costo medio de la generación subiría y aseguraría­mos el incumplimi­ento de los compromiso­s de reducción de gases de efecto invernader­o, quedando en entredicho la transición energética. Y todo con un impacto fiscal gigantesco: por el compromiso de no incrementa­r los precios, la Secretaría de Hacienda se vería obligada a poner el diferencia­l. Para calibrar, en 2020 las transferen­cias por este concepto a la CFE llegaron a 78 mil millones de pesos.

Además, ¿de dónde saldrán las inversione­s que dejarán de hacer los privados y el hueco que quedará por la desinversi­ón forzada?

Como nación no podemos permitirno­s tantos costos en contra sólo por un proyecto ideológico y político. Ojalá haya congruenci­a en la Alianza Va por México en su integridad. Se presenta una prueba real para demostrar lo ofrecido al país. Desde luego, de parte del PRI, que promovió la reforma del 2013 que ahora se pretende revocar. Inclusive, fuera de la Alianza, en el Partido Verde, por mínima congruenci­a con las banderas ambientali­stas que postula.

No le fallen a México.

El gran problema es que las plantas de CFE son significat­ivamente menos eficientes que las privadas y contaminan más.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico