El Occidental

La guerra postergada

- Jorge Gaviño Diputado de la CdMx por el PRD

Hace ya

más de dos décadas que, en la mañana del 11 de septiembre de 2001, el mundo y la vida tuvieron que reconfigur­arse por completo. Estados Unidos fue atacado y el terrorismo yihadista, específica­mente con el grupo Al Qaeda y su líder Osama Bin Laden (abatido en 2011, en el gobierno de Obama), se consolidó como el enemigo público número uno del “Mundo Occidental”.

Con la ayuda de otros países y organizaci­ones, Estados Unidos ingresó en Afganistán con el pretexto de frenar a los terrorista­s, que eran protegidos por los talibanes (el régimen totalitari­o que entonces gobernaba ese país). Lo lograrían en relativame­nte poco tiempo y luego pondrían en marcha un plan que pretendía reconstrui­r el tejido social e institucio­nal, tanto que, incluso, se promulgó una constituci­ón y el país se erigió como la República Islámica de Afganistán. Sin embargo, los talibanes nunca dejaron que Occidente les marcara el rumbo de nada y las inacabable­s escaramuza­s no hacían sino aumentar la tensión en Kabul, la capital afgana.

Con el anuncio definitivo de la retirada, y la transferen­cia de poder a las fuerzas afganas republican­as, se levantaron varias voces alertando que una salida tan precipitad­a de las tropas estadounid­enses traería consecuenc­ias funestas para la población del país asiático que alguna vez habría colaborado con los americanos.

El presidente Joe Biden defendió su decisión diciendo: “la misión no ha fracasado, todavía”. Y subrayó que era “altamente improbable” que el régimen Talibán terminara controland­o todo el país. Resulta extraño que no observaran cómo los talibanes continuaba­n con su ofensiva sobre distintos puntos estratégic­os con ese objetivo. Finalmente, la República cayó y regresó el Emirato Islámico de Afganistán.

Al asumir el poder, los voceros del nuevo Emirato Islámico aseguraron que lo único que buscaban era la paz. Al cabo de unos meses, va quedando claro que ese discurso no viene acompañado de acciones que lo refuercen: ya se han documentad­o ejecucione­s públicas, persecució­n y asesinato de aquellos que colaboraro­n con los estadounid­enses, censura a la prensa y un aplastante retroceso en materia del reconocimi­ento de los derechos de las mujeres.

El presidente Joe Biden defendió su decisión diciendo: “la misión no ha fracasado, todavía”. Resulta extraño que no observaran cómo los talibanes continuaba­n con su ofensiva sobre distintos puntos estratégic­os con ese objetivo. Finalmente, la República cayó y regresó el Emirato Islámico de Afganistán.

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