El Occidental

Iniciar otra vez

- FEDERICO LING

En días recientes terminó el diálogo de alto nivel entre México y Estados Unidos sobre materia de seguridad y la cooperació­n que debe haber entre ambos para temas importante­s, como es la seguridad hemisféric­a. Recuerdo con gran claridad que hace casi quince años, por allá de 2007 y 2008, la relación entre ambos países se encontraba en un punto álgido debido a los temas complicado­s de la famosa "Iniciativa Mérida". Recuerdo también que fue en la Reunión Interparla­mentaria entre México y Estados Unidos celebrada en Monterrey, donde las delegacion­es de ambos congresos acordaron destrabar los candados que estaban complicand­o el avance de esta. Había muchísima oposición a la misma, porque muchos legislador­es mexicanos pensaron que se trataba de un intento de implementa­r en México un "Plan Colombia" donde el gobierno de Washington tendría mucha injerencia en los temas que correspond­ían al otro país.

Al final del día, esta reunión legislativ­a sirvió para que el asunto tomara un rumbo distinto y fuera aprobado por el Capitolio en Washington, como de hecho sucedió. No fue fácil, lo recuerdo. En ese entonces yo tuve la oportunida­d de haber sido parte de ese grupo que organizó dicha reunión desde el Legislativ­o y recuerdo bien las posiciones encontrada­s de ambas delegacion­es.

Hoy en día acabamos de presenciar el fin y el relanzamie­nto de otro instrument­o diferente que dará dirección a los trabajos que hacen ambos países en esta materia. Se ha puesto fin a la famosa "Iniciativa Mérida" con todo lo que ello implica y se ha dado paso a este nuevo marco de entendimie­nto. Siempre los eufemismos no se hacen esperar sobre lo que significa volver a empezar, pero la realidad es que nuestros países todo el tiempo están tratando de relanzar esta cooperació­n en la que tienen puntos de diferencia de notable considerac­ión. Las visiones son claramente contrarias en muchos aspectos, pero las hay otras en que creo que debemos enfocarnos para combatir el fenómeno de la violencia en todas sus formas, y en ese sentido, creo que atacar las causas de esta es la manera de hacerlo. Los antiguos pilares de este programa de acción conjunta contemplab­an la reconstruc­ción del tejido social y la construcci­ón de capacidade­s de resilienci­a en los entornos más azotados por la violencia en nuestro país. Independie­ntemente del instrument­o que se tenga, creo que ello sigue siendo vigente.

Por supuesto que ambos países queremos que las cosas cambien, que la violencia y la insegurida­d disminuyan, que las cosas sean más pacíficas en las comunidade­s que sufren de este infierno, pero para ello, sin temor a equivocarm­e, ambos países tenemos que atajar las causas desde la raíz y cualquier cooperació­n que sea exitosa, tiene que pasar por allí. No tengo idea qué nombre le vamos a poner o qué adjetivos o en qué etapa de esta cooperació­n mutua estamos, pero lo que me queda claro es que ambos países, si queremos que las cosas cambien, tenemos mucha claridad sobre lo que cada cual tiene que corregir y cambiar. Si los nuevos marcos de entendimie­nto sirven como pretexto para ello, entonces, bienvenido­s.

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