Rusia: desplazamiento de la política
El mundo nunca deja de tener sobresaltos. Apenas empezábamos a acariciar la posibilidad de salir de la crisis sanitaria que nos tuvo acorralados, amenazados y que durante dos años nos mostró lo vulnerables y frágiles que somos, cuando de pronto nos encont
Hoy, desafortunadamente, observamos cómo las cualidades de la política y de la diplomacia son desplazadas por la arrogancia, el ego, los arrojos de virilidad y el ímpetu de un líder mundial, Vladimir Putin, de jugar vencidas con la comunidad internacional.
El presidente de la federación rusa, Vladimir Vladimirovich Putin de 69 años, ex agente de la agencia de inteligencia rusa que también podría considerarse como la policía secreta para realizar labores de espionaje: la KGB, ha tomado la decisión de invadir a Ucrania, con la absurda e inexplicable justificación de estar defendiendo territorios rusos y sobre todo a la población que ha buscado su independencia del régimen de Ucrania.
Este singular personaje político, tiene en la cúpula del poder ruso más de dos décadas, presidente interino de Boris Yeltsin en 1999 y presidente de Rusia de 2000 a 2008, primer ministro de 2008 a 2012 para de nueva cuenta ser presidente desde ese año hasta la fecha, periodo actual que terminará en 2024; sin embargo, se han hecho reformas legales para que Vladimir Putin pueda contender de nuevo por dos periodos de 6 años más, es decir, podría estar en el cargo hasta 2036 y así se acercaría a las casi 4 décadas gobernando su país.
Me parece importante hacer referencia a las características del liderazgo y del régimen del mandatario Ruso, porque nos ayudan a comprender que un sistema de gobierno con elecciones periódicas no se convierte en autómatico en un gobierno democrático, este tipo de gobiernos están más cerca de los regímenes autoritarios aparentemente democráticos, que tienen a la cabeza lideres autócratas que actuan bajo caprichos, revanchas, egos, megalomanías y delirios de transcendencia y grandeza. Hoy por hoy por personalidades como la de Putin, el mundo se encuentra frente a la amenaza de una escalada bélica que podría provocar una gran cantidad de muertes y una mayor inestabilidad.
Hasta el momento, el resto de países sobre todo los aliados que apoyan a Ucrania, no han tomado la decisión de sumarse para contraatacar a Rusia y que bueno, sin embargo, en lo que sí se han puesto de acuerdo y han avanzado, es en apoyar con recursos, armas y sobre todo con imponer diversas sanciones, de intercambio comercial, de trasportes, financiero entre otras, con la finalidad de apretar a Rusia para que reconsidere y se desista de la invasión que ya lanzó contra Ucrania.
Afortundamente, lo que sí estamos observando en el mundo, es un rechazo generalizado a la guerra, hay repudio y manifestaciones en todas partes condenando la invasión. A estas alturas de la historia de la humanidad en la que ya hemos escuchado, leído y vivido las atrocidades de las absurdas guerras, hoy nos debe quedar más claro que nunca que la violencia y el uso de la fuerza nunca será la mejor manera de resolver las diferencias. La humanidad debe hacer una apuesta por reivindicar el ejercicio de la política y la diplomacia, de renovar el protagonismo del diálogo y del consenso. Hoy más que nunca debemos procurar la paz.