Mujeres rompiendo paradigmas
Muchas generaciones crecimos escuchando la frase: “El peor enemigo de una mujer es otra mujer”, nos acostumbramos a ponernos el pie entre nosotras en lugar de tendernos la mano.
La Ciudad de México ha sido testigo en varias ocasiones cómo mujeres que parecieran no tener nada en común dejan de lado sus diferencias, se enfocan en reconocer que cada una en su entorno ha tenido que sortear dificultades, pero que al final podemos lograr mucho más juntas.
Ser diputada en el Congreso de la Ciudad me ha permitido presenciar cómo algunas veces pesan más los intereses políticos que las convicciones personales, por ejemplo, hemos visto el silencio cómplice de algunas mujeres ante actos violentos hacia sus pares, callando tras los logos de un partido.
A pesar de esto, en un acto de congruencia he decidido no señalar o criminalizar a mis compañeras de legislatura, pues como he afirmado en distintas ocasiones en el Congreso somos mayoría, y estoy segura que vale la pena encontrar el camino del diálogo y concertación en beneficio de todas las capitalinas.
Sé que esto podría sonar difícil de lograr, pero recientemente dimos los primeros pasos para construir un puente que trasciende colores, que está más allá de la mezquindad política y que está orientado al respeto y el apoyo entre mujeres.
Apenas hace unos días, 15 diputadas de oposición decidimos sumar nuestras voces en contra de la violencia que se ejerce hacia las mujeres desde el Congreso de la Ciudad, dejando en claro que no se trata de una unión que esté en contra de los hombres o que pretenda la superioridad del género, sino que se trata de una alianza basada primordialmente en el reconocimiento de nuestras capacidades, sumando voluntades e impulsando aquellos temas que importan a la ciudadanía desde una perspectiva de género.
Muchas veces se ha hablado de que es necesario reconocer la diversidad, yo me pregunto, ¿Qué hay de la diversidad en el feminismo? ¿Alguien se ha detenido un momento a pensar que quizá somos muy distintas porque buscamos representar a todas las mujeres? Y es precisamente en esta variedad de pensamiento que decidimos reivindicar las uniones de mujeres.
Hoy estamos dispuestas a escucharnos, tenemos la voluntad se sumar y no de dividir, recibiremos con gusto a cualquier persona que esté en sintonía con estos ideales y que tenga como convicción el bien común y la defensa de las mujeres.
De ninguna manera este tipo de movimientos debe generar conflicto, por el contrario debe ser vistos como uno de los primeros antecedentes que dejan de lado colores, partidos políticos o fronteras territoriales, pues la defensa de nuestros derechos no tiene límite, espacio o tiempo que lo detenga, no tengamos miedo de salir y pregonar que, como mujeres alzaremos las voces no sólo por nosotras sino por la ciudad, pues estamos convencidas que es la forma en la que se construye, más no se destruye, marquemos una línea de trabajo que deja huella para bien de las futuras generaciones.
A través de estas líneas pretendo hacer un llamado no solo a mis compañeras diputadas, sino a todas las capitalinas, para que le entremos al diálogo, a que en un acto de auténtica sororidad encontremos la forma de acompañarnos entre nosotras, nuestras causas y metas por diversas que sean, y que a pesar de que tenemos a todo el mundo diciéndonos que esto no es posible, demostremos todo lo contrario.
Pretendo hacer un llamado no solo a mis compañeras diputadas, sino a todas las capitalinas, para que le entremos al diálogo, a que en un acto de auténtica sororidad encontremos la forma de acompañarnos entre nosotras, nuestras causas y metas por diversas que sean, y que a pesar de que tenemos a todo el mundo diciéndonos que esto no es posible, demostremos todo lo contrario.