Queremos la paz
Muchos creíamos que no ocurriría, pero finalmente pasó: Rusia decidió lanzar contra Ucrania una invasión, esto luego de que Vladimir Putin emitiera un mensaje a sus ciudadanos, anunciando el pasado 24 de febrero una “operación militar especial” que, lamen
Para algunos, la invasión rusa de Ucrania coloca a Europa ante una guerra continental; otros van más lejos en sus análisis al preguntarse si el mundo está al borde de la tercera guerra mundial. En lo personal no me atrevería a afirmar esto último, pero sí creo que estamos ante una situación preocupante y delicada, la más delicada desde el conflicto militar global que se desarrolló entre 1939 y 1945: la segunda guerra mundial.
La ofensiva rusa contra Ucrania ha generado reacciones en la mayoría de los países del mundo: unos condenando enérgicamente los ataques militares; otros haciendo prudentes llamados al diálogo y a la negociación, y algunos más anunciando sanciones económicas y de otro tipo contra Rusia. Desde mi perspectiva lo que debe privilegiarse en estos momentos es la vía del diálogo y la negociación, si lo que se quiere es lograr la paz en la región del Dombás, la zona que quedó bajo el control de Ucrania luego de la firma del Pacto de Varsovia (1955), y que a partir del 6 de abril de 2014 ha sido escenario de varios enfrentamientos armados.
El llamado del gobierno de México fue en el sentido de hacer valer el principio juarista: “Entre los individuos, como entre las Naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”. El presidente Andrés Manuel López Obrador añadió al respecto: “Nosotros somos partidarios de la política de no intervención y autodeterminación de los pueblos, no queremos invasiones, no aceptamos que un país invada a otro, no hay ninguna razón, es contrario al derecho internacional. Esa es nuestra postura”.
Por su parte, Estados Unidos, la Unión Europea y sus aliados, en el afán de que Rusia renuncie a sus pretensiones extraterritoriales, fueron más allá al anunciar sanciones y restricciones económicas, medidas que parecen no inquietar demasiado al presidente Vladimir Putin, quien amenazó así a Finlandia y Suecia: "Su adhesión a la OTAN tendría graves consecuencias militares y políticas que requerirán que nuestro país tome medidas recíprocas”, declaró en rueda de prensa la portavoz de Exteriores rusa, Maria Zajarova.
“Putin eligió esta guerra. Y ahora él y su país asumirán las consecuencias”, señaló Joe Biden el pasado 24 de febrero. Al abundar sobre el impacto de las restricciones económicas, el mandatario estadounidense dijo: “Esto impondrá un costo alto a la economía rusa, tanto de inmediato como a largo plazo”.
Uno de los llamados más importantes fue el que hizo el pasado viernes el presidente chino Xi Jinping. Vía telefónica pidió a Rusia negociar con Ucrania y buscar soluciones por la vía diplomática. Nadie quiere el desastre de la guerra porque ésta trae consigo angustia, dolor, muerte, desolación y ruina. Lo que la humanidad necesita y quiere es la paz, ver que los gobernantes del mundo dialogan, negocian, se ponen de acuerdo. Ante esto conviene preguntarnos: ¿queremos añadir más muertos a los 6 millones de personas que la Covid19 mató a nivel mundial en los últimos dos años? ¿Queremos más desplazados en el mundo, como si no fueran suficientes los 82,4 millones de desplazados como consecuencia de la violencia, las guerras, el hambre?
La humanidad no quiere más sufrimiento; quiere que los gobiernos del mundo sean capaces de trabajar en la creación de condiciones políticas, sociales y económicas para lograr una paz duradera.