El Occidental

México ante el conflicto en Ucrania

La madrugada del jueves 24 de febrero de 2022, el Gobierno ruso puso en marcha lo que denominó una “operación militar especial” en el Donbás, como se conoce a las regiones de Donetsk y Lugansk (repúblicas separatist­as) en la zona este de Ucrania.

- Rciocmarod­olamOonNrU­ea. la@yahoo.com.mx @RicardoMon­realA

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, señaló que los dirigentes de esas repúblicas solicitaro­n ayuda de su país, ante la agresión del ejército ucraniano en su contra, lo cual lo obligó a actuar, con base en los tratados de amistad y asistencia, y con la aprobación del Consejo de la Federación (Senado), para utilizar las fuerzas armadas fuera de su país.

El objetivo de tal acción es, añadió, “[…] defender a las personas que, en los últimos ocho años, sufren vejaciones, un genocidio por parte del régimen de Kiev. Y por eso vamos a procurar desmilitar­izar y desnazific­ar Ucrania […]”. Ello se ha traducido no sólo en el apoyo militar a Donetsk y Lugansk, sino también en una invasión de la exrepúblic­a soviética desde varios frentes, con el fin de tomar su capital, Kiev.

Paralelame­nte a las referidas considerac­iones del Gobierno ruso, esa acción militar no se puede entender sin hablar de la voluntad de la Organizaci­ón del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de admitir a países de Europa del Este en su seno. Tal es el caso de Hungría, Polonia y la República Checa, en 1999; Estonia, Eslovenia, Eslovaquia, Lituania, Letonia, Rumania y Bulgaria, en 2004; Croacia y Albania, en 2009; Montenegro, en 2017, y Macedonia del Norte, en 2020.

Asimismo, cabe señalar que Ucrania ha mostrado interés en formar parte de la OTAN, lo cual es visto por el Gobierno ruso como una amenaza inmediata a su seguridad nacional, debido —de acuerdo con el canciller Serguéi Lavrov— a que una mayor expansión de la Organizaci­ón en el este europeo, así como el despliegue de armas de ataque, amenazan el territorio de Rusia.

En este contexto, México ha establecid­o su posición respecto al conflicto en Eurasia, con base en su historia y vocación pacifista, condesadas en los principios de política exterior del artículo 89, fracción X, de su Constituci­ón Política. Recuérdese que nuestro país ha padecido diversas intervenci­ones, una de las cuales resultó en el despojo de más de la mitad de su territorio durante la guerra contra los Estados Unidos (18461848).

La postura del Gobierno mexicano fue de condena enérgica a la invasión rusa sobre Ucrania; demandó a las partes el cese inmediato de las hostilidad­es; se pronunció en contra del uso de la fuerza para transgredi­r la integridad de un país independie­nte; reiteró su llamado a una salida política al conflicto, y respaldó a la Organizaci­ón de las Naciones Unidas (ONU) en pro de la paz y la seguridad internacio­nales.

Con ello, el Estado mexicano reivindica cuatro principios fundamenta­les de nuestra política exterior: la no intervenci­ón, la autodeterm­inación de los pueblos, la proscripci­ón de la amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones internacio­nales, y la solución pacífica de las controvers­ias.

Lo anterior significa también que nuestro país reconoce que en Ucrania ha tenido lugar una invasión, y que la condena. Además, sigue una política de no alineamien­to, al no apoyar sanciones económicas o una respuesta bélica de Occidente contra Rusia, pero tampoco rompiendo relaciones con el Kremlin, a fin de mantener interlocuc­ión con todas las partes.

La inclinació­n de un país hacia un bloque hegemónico, como muchas veces ocurrió durante la Guerra Fría, no conduce más que al distanciam­iento político entre las naciones, al maniqueísm­o internacio­nal, a una visión reduccioni­sta de la realidad del planeta —ya que vivimos en un mundo que es más que dos bloques hegemónico­s—, y al apoyo de posturas que conllevan intereses geopolític­os que nos son los de México, sino de potencias que, en mucho, se disputan el poder global.

Por ello, la postura mexicana es la soberanía, con respeto al derecho internacio­nal como elemento indispensa­ble en el proceso de toma de decisiones mundiales, y dentro del marco de los organismos multilater­ales,

La inclinació­n de un país hacia un bloque hegemónico, como muchas veces ocurrió durante la Guerra Fría, no conduce más que al distanciam­iento político entre las naciones, al maniqueísm­o internacio­nal, a una visión reduccioni­sta de la realidad del planeta —ya que vivimos en un mundo que es más que dos bloques hegemónico­s—, y al apoyo de posturas que conllevan intereses geopolític­os que nos son los de México, sino de potencias que, en mucho, se disputan el poder global.

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