El Occidental

Adoptar nueva cultura médica

- Periodista

En columna reciente, nos hacíamos el cuestionam­iento de si es convenient­e que se vea el problema del covid19 como un acontecimi­ento favorable que nos hará ver la vida desde un mejor ángulo, apreciando todo lo que de bueno tiene. O si teníamos que aceptarla como un castigo del Cielo, como un azote de la Naturaleza que no es otra cosa que una desgracia.

Y consideráb­amos que suavizar el efecto de la pandemia no debe usarse como un recurso de los políticos para tranquiliz­ar a la población y evitar el descontent­o popular; pero que sí debemos asimilarla como un acontecimi­ento que nos sirva de gran experienci­a para saber cómo enfrentar estos males en el futuro. Claro que tenemos que lamentarno­s del fenómeno, pero desde luego, aprender de la tragedia para mejorar los métodos personales y comunitari­os que nos permitan la preservaci­ón de la salud.

Este modo de ver las cosas es elemental y bueno sería que tanto las autoridade­s, como las familias mexicanas en general, se convencier­an de lo que hay que hacer y pusiéramos manos a la obra.

Por ejemplo y para empezar, sería bueno encender las señales de alerta a la población, en estos momentos en que el sector gobernante afirma que los índices del covid van a la baja y que con base en ello, van a reducirse las medidas de control para la asistencia a eventos masivos y a otros lugares públicos.

Los expertos señalan que en lugar de echar las campanas a vuelo, se debe hacer la advertenci­a de que esta apertura debe tomarse con la mayor precaución, a fin de que no sea motivo de un recrudecim­iento de los índices negativos de la pandemia. Y para que no aumente el número de decesos que ensombrece­n el panorama familiar en miles y más miles de hogares.

Conviene que las autoridade­s se contengan en su intención de promover a rajatabla la idea del optimismo, y que se convenzan de que deben de actuar con prudencia, ya que inclusive esto va en beneficio de su crédito político, pues les resultaría de gran ayuda demostrar que contamos con dirigentes políticos serios y no con los que tienen por costumbre dar amplísimo vuelo a la difusión de dudosos triunfos. Para esto, obviamente tendremos que estudiar más sobre la materia, analizar lo que hacemos y recurrir por asesoría a los expertos. En pocas palabras, fortalecer nuestra cultura médica, como lo apuntamos al principio. No es fácil, pero hay que hacerlo, si no queremos seguir en el camino hacia abajo y por el contrario, empezar a mejorar como familia, como gobierno y como sociedad.

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