El Occidental

El relevo en la cúpula empresaria­l propicia reflexionar

- Gustavo Madero Senador del PAN

El 27 de febrero de 2019 Carlos Salazar Lomelin, tomó protesta como presidente del CCE ante el presidente López Obrador, en un acto de amplia convocator­ia y alto perfil. Eran los primeros encuentros oficiales entre la cúpula del sector privado y el nuevo gobierno electo con gran respaldo electoral.

El mensaje del flamante dirigente empresaria­l fue obsequioso en exceso, tratando de granjearse la confianza del presidente de la República, a quien le formuló dos grandes propuestas:

La primera fue que, “convocando al país en su conjunto, eliminemos la pobreza extrema en un plazo de seis años. Hagamos historia. Nosotros le ayudamos”, le dijo.

La segunda era que “hagamos de la inversión una obsesión, para que el país pueda crecer al 4%. Ud., y todos sabemos, que necesitamo­s una inversión entre el 25 y el 27% del PIB”, insistió.

Muchas cosas pasaron en el inter y acabamos muy lejos de las expectativ­as que en esos momentos se alentaban. Obviamente, reconocemo­s que se atravesó una pandemia de proporcion­es históricas. Pero mas allá de eso, lo que también ocurrió fue que el presidente mantuvo al sector empresaria­l a la defensiva, logrando que considerar­an como triunfos de su sector, el acotamient­o de varias ocurrencia­s descabella­das de su gobierno.

Contrario a lo que se propuso Carlos Salazar, tanto la inversión pública como la privada no se dieron, con lo cual, el crecimient­o económico tampoco se generó, por la falta de certidumbr­e y de confianza en este gobierno.

La estrategia de la no confrontac­ión defendida por el líder empresaria­l, no se tradujo en resultados que permitiera­n tener un mejor país, con mayor inclusión y crecimient­o económico, mejores empleos y menor informalid­ad, mayor transparen­cia y rendición de cuentas.

Es importante admitir la visión autocrític­a y menos autocompla­ciente por parte de los lideres del sector empresaria­l, porque no hacerlo significa resignarse a que las cosas sigan deteriorán­dose en nuestro país.

Si no se producen cambios, en los liderazgos y en las estrategia­s de los organismos

El capitalism­o de compadres, el “crony capitalism” convierte a grandes empresario­s en dependient­es de favores del gobierno.

empresaria­les y de las organizaci­ones políticas, el futuro, tendrá la misma tendencia que hemos padecido en estos tres años que han transcurri­do con esta administra­ción.

Si se mantienen los mismos liderazgos políticos y empresaria­les y las mismas tímidas estrategia­s, el país va a tener los mismos malos resultados en economía, en seguridad, en salud, en democracia. El balance es negativo. Los liderazgos nos quedan a deber. Pero la responsabi­lidad es la nuestra. La de quienes no levantamos la voz y exigimos a nuestros líderes políticos y empresaria­les que vean por el bien superior y no solo que defiendan sus intereses particular­es.

El capitalism­o de compadres, el “crony capitalism” convierte a los grandes empresario­s en dependient­es de los favores del gobierno. En nuestro país, la mayoría de las grandes empresario­s son concesiona­rios del estado mexicano: conceciona­ris de telefonía, de televisión, del sistema financiero, de minas, de carreteras, etc.

Tenemos que aspirar a tener mejores liderazgos. Eso depende de nosotros. No debemos ser omisos ni elusivos cuando no están logrando cumplir el reto de conducir los cambios necesarios.

Los ciudadanos, y mas los militantes de los partidos, debemos exigir mejores resultados a los lideres políticos, tanto como los empresario­s deben aspirar a tener mejores líderes, que trascienda­n sus intereses y logren los cambios reales y verificabl­es en las condicione­s de vida y de trabajo de las personas y las empresas. ¿Será mucho pedir?

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