CLÁSICO TAPATÍO
más antiguo del futbol mexicano, pues se juega desde hace más de un siglo. reciente la tragedia, pero con el paso del tiempo se van olvidando de lo que pasó”.
Considera que las medidas tomadas alejan las posibilidades de sentarse entre barras, clubes y autoridades a resolver el problema, que compete a todo el país y no solo a los grupos de animación involucrados en el zafarrancho de La Corregidora.
Respecto a cómo los ve la sociedad, ambos jóvenes coinciden en que se les ha señalado de una manera inadecuada, asegurando que dentro de las barras hay padres de familia, personas que tienen pareja, hijos e hijas, hermanos y padres esperándoles al término de un encuentro de futbol. “Hay empatía con lo sucedido, yo voy a una cancha de visita y espero regresar a mi casa, donde me espera mi familia, mi esposa, mis hijos, mi madre, todo mundo me espera de regreso y no regresar es complicado”, dijo uno de los líderes de La Irreverente.
En tanto que, por parte de uno de los líderes de la Barra 51, la petición es a no criminalizarlos. “Siempre se nos ha criminalizado de una forma que no es correcta y no todos tenemos antecedentes penales, en realidad existe mucha gente que está preparada y con la intención que van a un estadio es para apoyar a su equipo, no a querer tener violencia en el partido”.
Ambos jóvenes han formado una familia y tienen un empleo que es su sustento y consideran que la riña a la mitad del partido entre Gallos Blancos y Atlas “nos pega como sociedad y como miembros de barra”, pues en medio de la pandemia y las restricciones que hubo para entrar a los estadios, tenían pocos partidos disfrutando de nuevo en conjunto, como los grupos de animación que son y que sin duda, forman parte del color y del ambiente en un estadio de futbol.