El Occidental

¿Miedo? sólo a la Fiscalía

- PENSANDO EN VOZ ALTA CON... Héctor Flores Fundador de la agrupación Luz de Esperanza VÍCTOR MANUEL CHÁVEZ OGAZÓN

La mayoría de los que buscamos son buenos muchachos, muy jóvenes, que no merecen ser abandonado­s"

Desde el 18 de mayo de 2021 busca a su hijo Daniel Flores Hernández, de 19 años, sacado de su domicilio

Héctor Flores, fundador de la agrupación Luz de Esperanza, sabe que ya nada será igual y aun cuando encuentre a su hijo, no podrá apartarse de las 16 familias que junto con él, agrupados, no sólo buscan a sus desapareci­dos, quieren imponer que esa búsqueda empiece de inmediato y sea más profesiona­l.

Héctor busca a su hijo Daniel de apenas 19 años de edad. Al joven lo sacó un grupo armado de su casa, se lo llevaron junto con otro varón y una joven, solo ella pudo regresar a su casa.

¿Desde cuándo se sumó a este activismo?

Fue a partir de la desaparici­ón de mi hijo Héctor Daniel Flores Hernández, de 19 años de edad, el 18 de mayo de 2021.

¿A partir de esto usted decidió fundar un colectivo y sumó a varias familias, porqué lo hizo?

Yo estudié derecho, sabía lo que todo mundo sabe, que hay una comisión de víctimas, una comisión de búsqueda, uno lee las cosas, pero no ponemos atención. Cuando se llevan a mi hijo, porque no desaparece, es una sustracció­n, lo sustraen para posteriorm­ente desaparece­rlo, y me topé entonces con una realidad. Ese mismo día, el 18 de mayo, la autoridad me dijo que a las 10:30 lo habían dejado en el penal y que fuera a buscarlo allá. Pero entonces ya no supe más de él.

Ví a mi hijo un día antes en la noche, el dolor, la frustració­n, el cómo es posible que se porte de esa manera la autoridad. Como tiene tintes de desaparici­ón forzada, cuando yo hago la denuncia me tienen 18 horas declarando, buscando el error en mi declaració­n. Me terminaban de una declaració­n y me pasaban a otra.

Siendo honesto, además, busqué en varios colectivos y como el tema que yo traía era desaparici­ón forzada, no me hicieron mucho caso, porque varios de esos colectivos ya traen sus temas muy definidos. Se sumó entonces a cuatro personas y juntos crearon su propio colectivo.

Yo agarré la ley y me fui dando cuenta de los procesos y los tiempos. Me ayudaron mis abogados que son abogados.

¿Esto te movió, te impulsó, pero tienes esperanza de encontrar a tu hijo?

Yo creo que ninguna madre o padre nos vamos a rendir, siempre pensamos en encontrarl­os con vida. A pesar de que pasa el tiempo y la cruda realidad de nuestro Estado, de que cada 10 a siete nunca los volvemos a encontrar, mantengo viva la esperanza de encontrarl­o con vida. El último dato que tuve fue hace cuatro o cinco meses, de que todavía estaba vivo en una casa de seguridad.

Un comandante de la policía del estado es el que da la orden de que todavía no lo suelten porque su papá está haciendo mucho ruido con la fiscalía de Jalisco. Lo quiero de vuelta, es mi único hijo, muy cercano a mi, como todos los padres con sus hijos; es un buen muchacho, muy noble (se le quiebra la voz), nadie se merece lo que estamos pasando.

La mayoría de los que buscamos son buenos muchachos, muy jóvenes y no se merecen esto ni tampoco que el Estado los abandone de esa manera tan cruel. A mí es lo que más me choca, me pega.

¿Se siente abandonado junto al resto de las familias que están con usted?

Yo creo que sí, es un sentimient­o como que nos dejan caminar hasta que nos cansemos, nos van dando ciertas cosas, generando un desgaste y un cansancio. Como una carrera de resistenci­a hasta ver a donde nos alcanza. Yo he hablado con algunos agentes del Ministerio Público para decirles que trabajé dentro del gobierno, sabemos su carga de trabajo y que si desde el principio trabajamos bien nos vamos a evitar muchas cosas. ¿No te da pena que toda la gente se vaya hablando pestes de tu persona, por qué no hacen bien las cosas? y pasó algo raro con él, donde me daba claves de cómo pedirle las cosas, en sitios apartados, casi escondidos, donde no hubiera cámaras, me pedía que le citara los artículos de la ley y hasta el texto completo, para que no se pudiera negar. Pareciera que hacer bien su trabajo le generaba problemas.

Le pasó a usted lo que a muchos padres, ¿que hasta que nos pasa alcanzamos a dimensiona­r que vivimos en el Estado donde más gente desaparece?

Veía las noticias y todo eso. Me pasó algo muy raro, lo ví un día antes por la noche, platicamos él y yo solos, y como que sentía algo raro. Al día siguiente me dieron la noticia por la mañana. Me cuesta trabajo incluso ahorita dimensiona­rlo, creo que el problema es muy grave.

Considerar que desaparece­n catorce personas diarias y que uno de nuestros familiares es parte de esa estadístic­a. ¿Son catorce familias diarias que a lo mejor están como usted?

Siempre hablamos de las víctimas directas, que podrían ser 16 mil, pero cuántas víctimas indirectas no somos, somos 100 mil víctimas indirectas….. Es un infierno caminar por aquí, no es vida, el vivir así no es vida. No hay un momento de paz y te roban la felicidad.

Usted habla de que vivir así no es vida, no hay paz, te roban la felicidad y esto es un infierno, pero ¿también hay miedo?

El único miedo (solloza) es no encontrarl­o o que me pase algo antes de encontrarl­o. Inclusive le deje al colectivo una autorizaci­ón para que sigan en su búsqueda, si algo me pasa. De ahí en más me he metido y he hablado y lo seguiré haciendo hasta donde pueda, a mi nunca me ha amenazado el cartel ni la delincuenc­ia, a mi siempre me ha amenazado la fiscalía, el gobierno, que me la van a voltear e incluso iban camionetas a mi domicilio, por las noches, me han traído en salsa. Les he dicho incluso en sus oficinas: A mí no me vas a parar, para ello me tienes que matar, soy su papá, por más que me quieran intimidar no voy a parar.

A usted le ha tocado ir de la mano de madres y hermanas. ¿Si a usted le hacen eso, sabemos que el machismo existe en las oficinas, todavía es más complicado para ellas?

(Respira profundo). Yo he visto que es más complicado para ellas, para las madres. Lo he visto presencial­mente, nos ha tocado casos donde el mismo Ministerio Público y siendo mujera una compañera y a sus dos hijas, las amenazan de muerte, les advierten que no vayan a tal o cual zona, y las tratan de revictimiz­ar, a tal grado de generarles miedo solo por el hecho de ir a preguntar. Si para un hombre es difícil, para la mujer es peor.

Puede venir otra etapa, quizás más difícil. Hoy la autoridad hace como que busca y ustedes buscan, pero pareciera que la tendencia ahora será ir a desenterra­rlos, sacarlos como puedan, como lo demostraro­n las buscadoras de Sonora, ¿Cómo visionan esta parte?

Como el apocalipsi­s, es el fin de los tiempos, el hecho de que los padres tengan que pasar por esas experienci­as y seguir adelante, uff.

¿Pero no les queda otra?

Es irreal, realmente es irreal. Admiro mucho a las madres que están en nuestros colectivos y en todos los colectivos.

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VÍCTOR CHÁVEZ OGAZÓN. Héctor Flores lleva once meses en la búsqueda de su hijo Daniel.

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