Durango, afortunado pero…
El estado de Durango inicia los dos meses de mayor sequía con un 55.1% de almacenamiento en las 10 presas con las que cuenta, la Santa Elena, ubicada en el municipio de Durango, es la que tiene mayor captación con 92.4% de su almacenamiento; por lo que se confía en que a mediados del mes de junio comience la temporada de lluvias y con ello el llenado de los cuerpos de agua para la temporada.
Durango sufre de sequía severa a moderada; de los 39 municipios del estado, 19 están catalogados con sequía severa, mientras que 18 con sequía moderada y sólo dos de estos están dentro del rango denominado “anormalmente seco”.
Los municipios de Durango, Gómez Palacio y Lerdo, históricamente los más poblados, se encuentran todos dentro de la categoría de sequía severa.
La ciudad de Durango cuenta con agua suficiente para abastecer a su población en los próximos 15 o 10 años; sin embargo, si autoridades y consumidores no hacen los cambios este periodo podría reducirse a dos o tres años.
De un millón 832 mil 650 duranguenses que habitan en el estado, la capital es el municipio de mayor densidad población con 688 mil 697, de ahí que es una de las zonas donde más se desperdicia el agua debido a las fugas y cuya pérdida se traduce en tres millones 200 mil litros de agua por día.
Durango se considera como uno de los pocos lugares afortunados que aún puede proveer de agua a su población sin tantas limitaciones como sucede en otros sitios.
Asimismo, el estado es uno de los que cuentan con las tarifas más bajas a nivel nacional y su capital en específico, es el municipio número 258 en el país, de ahí que la tarifa por metro cúbico de agua se cobra en 8.80 pesos en promedio. Costo que está en un 800% por debajo de la ciudad que tiene los cobros más altos que en este caso es San Pedro Garza García, en Nuevo León, ello pese a que cuentan con los mismos costos de operación.
De ahí la importancia de comenzar a invertir en proyectos que sean de beneficio para mantener la sustentabilidad del agua, como la inversión en plantas potabilizadoras, o la reparación de las que ya se tienen, como es el caso de 29 comunidades del semidesierto de Durango en los municipios de Tlahualilo y San Juan de Guadalupe principalmente en donde hasta el momento solo se les ha apoyado a través de acciones paliativas como el surtimiento con pipas, pero hasta hace apenas dos años se plantearon proyectos tendientes a terminar con el problema de sequía de raíz.
Hoy en día se realizan trabajos como la reparación y rehabilitación de pozos, y plantas potabilizadoras, así como nuevas perforaciones y reparación de tuberías de conducción. Mientras que en el caso de San Juan de Guadalupe, la zona identificada como la más extrema en materia de sequía anualmente, se tomará agua de la presa El Tigre, y a través de líneas de conducción se abastecerá a todas esas comunidades.
“Ya hicimos una primera etapa el año pasado y este año vamos a concluirla”, por lo que es probable que a finales de este mes volverán con el apoyo a través de pipas, sin embargo la idea es que para el próximo año, una vez que concluya la obra, este problema de falta de agua, quede en el olvido.
“Decir cuánto nos va a durar el agua en el caso del estado de Durango es muy arriesgado, porque esto depende de muchas cuestiones, incluso algunas de ellas desconocidas en los años que vienen, sobre todo por el cambio climático”, comenta el director de la Comisión del Agua del Estado de Durango (CAED),