Para convencer, sólo malos tratos y confinamiento
Nassón ha vuelto a debate.
Los autores del estudio “Psychological Analysis of Brainwashing of American Civilian Prisoners by the Chinese Communists (La persuasión coercitiva: análisis sociopsicológico del lavado cerebral de presos civiles norteamericanos en la China comunista, Schein 1961) determinaron que no se debía al lavado de cerebro o a la aplicación de técnicas pavlovianas de subordinación de la voluntad y el juicio.
Se documentó entonces un programa de reeducación doctrinaria (szuhsiang kaitsao) de hasta tres años y medio de duración, en el que se aplicaron malos tratos, torturas y confinamientos prolongados a 25 prisioneros. Algunos de ellos, ni aún así, se sumaron.
En 1975, 1977, 1991 y subsecuentes encontramos distintos casos jurídicos en tribunales de los Estados Unidos donde se argumentaron tales elementos para culpar o ex culpar a los presuntos responsables, pero la realidad es que en tiempos modernos no se ha documentado científicamente un solo caso de lavado de cerebro sin recurrir al encarcelamiento y/o tortura de la víctima.
El confinamiento sería un factor más a considerar, como técnica para persuadir a las víctimas a relaciones tóxicas y maltratos. Se concreta a una privación ilegal de la libertad, sin ni siquiera opciones de poder abandonar el espacio para desarrollar actividades personales o propias.
APLAZAMIENTOS DEL JUICIO
Desde su detención se planteó iniciar el juicio el 12 de noviembre del 2020, pero se pospuso al 6 de enero del 2021 y se derivó al 9 de julio del 2021. Se reprogramó al 9 de mayo del 2022.